A finales del pasado mes de marzo, más precisamente el día 29 de ese mes, el mundo católico se detuvo y entró en oración por la salud del papa Francisco, máximo jerarca de ese credo religioso. En esa fecha se conoció internacionalmente la noticia de que el pontífice había tenido que ser ingresado en un hospital por complicaciones en su estado de salud.
El papa había sido trasladado al hospital Policlínico Gemelli de Roma, bajo la premisa de realizarse unos exámenes de rutina que algunos relacionaron con la operación a la que fue sometido en ese mismo hospital en julio de 2021 por un tema de su tracto digestivo. No obstante, la intriga de los católicos por la salud de su cabeza se incrementó por cuenta de informaciones que revelaban que el carismático líder había tenido que ser trasladado en una ambulancia, lo que denotó que posiblemente había sido un traslado de emergencia o no previsto, y no como se intentaba mostrar incluso en comunicados que la mayoría de medios en el mundo retomó y que buscaron enviar un mensaje de que ‘todo estaba bien’.
Esta situación ponía en entredicho la suerte del papa Francisco, y su eventual imposibilidad de participar de la celebración de la Semana Santa en El Vaticano. Pese a los rumores sobre su estado de salud, el papa salió rápidamente de esa unidad, para, previo al denominado Domingo de Ramos, estar de vuelta en la ciudad Estado y disfrutar así la conmemoración de la pasión y muerte de Jesús.
Ahora, pocos días después de la celebración de la resurrección de Jesús, y en el marco de la celebración de la pascua, se han conocido nuevas versiones sobre lo ocurrido, donde personas cercanas al papa Francisco confirmaron que el heredero del trono de San Pedro, en efecto, estuvo en alto riesgo de haber muerto, pero que la oportuna acción de los expertos ayudó a prevenir un desenlace catastrófico para la Iglesia católica y el momento que vive.
Si bien en su momento se conocieron algunos detalles sobre la salud del papa, a través de mensajes que inspiraban tranquilidad sobre su estado de salud, tales como algunas imágenes que le mostraban realizando un bautizo de bebé al interior de la clínica, ahora, semanas después y superada la emergencia, se confirmó, por cercanos a él, que en efecto el religioso sí estuvo en alto riesgo de muerte.
Así, de acuerdo con lo citado por medios internacionales, un relato entregado por Michele Ferri, un amigo cercano del papa Francisco, el religioso estuvo en alto riesgo.
En sus declaraciones se precisó que si bien el papa acudió al lugar para un chequeo médico, en el lugar fueron detectadas algunas anomalías que encendieron las alarmas de los galenos y de la iglesia, y determinaron que el papa debía ser hospitalizado.
Sin haberse manifestado públicamente, y tal y como suele acostumbrar a hacerlo, el papa elevó una petición especial a la feligresía para que orara por él; un hecho que fue retomado por todos los sacerdotes e iglesias católicas del mundo, donde, en medio de las homilías se invitó a orar por la intención particular del santo padre.
Si bien desde El Vaticano ese 29 de marzo se intentó mandar un mensaje oficial y proyectado a manifestar normalidad, medios como el tabloide local Le Corriere della Sera entregaron algunos detalles conocidos en diálogo con trabajadores del lugar, en el que se conoció que el papa había presentado problemas cardíacos a finales de la hora de la mañana por lo que debió ser sometido a un electrocardiograma.
El pontífice también prendió las alarmas de la curia cuando se confirmó que había tenido que cancelar gran parte de su agenda a corto y medio plazo para lograr el descanso requerido.
Personas cercanas al papa, como el cardenal Michael Ferri, confirmaron que lo que salvó la vida al papa fue el trabajo oportuno en materia de apoyo, y las oraciones, advirtiendo que el susto generado por las complicaciones de salud de Francisco fue ‘mayúsculo’.
Parte del temor sobre la salud del papa, más aún cuando se conoció que las complicaciones podrían no haber sido relacionadas con el tema gástrico de su operación pasada, sino más orientadas al tema respiratorio, encendieron aún más alarmas en tanto Francisco padece desde los 21 años problemas respiratorios, que incluso obligaron, fruto de su afección pulmonar, que tuvieran que extirparle el lóbulo superior de su pulmón derecho, dejándolo más sensible a esa clase de enfermedades.