En su último día de visita por los Emiratos Árabes, el papa Francisco presidió una ceremonia ante decenas de miles de fieles que llenaron por completo el estadio Zayed Sports City, el más grande de la ciudad. La misa se convirtió en un hecho histórico por albergar de forma masiva a los creyentes católicos que viven en el país de tradición musulmana, y que hace pocas horas obtuvieron mayores libertades por parte de las autoridades para profesar otra religión diferente al Islam. La entrada de Francisco en un automóvil descubierto despertó la euforia de los asistentes que gritaban frases como “Te queremos” y “Viva el papa”. El sonido del cántico cristiano ‘Aleluya’, que acompañó el recorrido desde los altavoces, fue otro de los hechos que marcó trascendencia en la jornada ya que el cristianismo solo se permite practicar de forma discreta en la península por lo que la música no está contemplada. Durante la ceremonia, hecha en italiano y traducida simultáneamente al árabe, el papa enfatizó su discurso en la multiculturalidad que compone a la Iglesia católica. Afirmando que “son un coro compuesto por una variedad de naciones, lenguas y ritos", quienes hacen parte de esta comunidad religiosa. Así como resaltó que “el señor es fiel y no abandona a su pueblo”, haciendo referencia a quienes viven lejos de casa y sienten la ausencia de sus seres queridos. Le puede interesar: Papa Francisco arremete contra corrupción en Panamá El mensaje del jesuita iba dirigido al 85 por ciento de la población de Emiratos Árabes compuesta por expatriados, muchos de ellos, provenientes de países de la región que se encuentran en guerras internas. Como también, a cerca de un millón de católicos, en su mayoría trabajadores asiáticos, que practican su fe en medio de las tradiciones conservadoras de este país. "Estoy tan contenta de estar aquí", dijo Severine Mounis, de 49 años, una india residente en Dubái desde hace una década, quien calificó como “un regalo” el hecho de poder tener a la máxima figura del catolicismo tan cerca ya que no está entre sus posibilidades viajar al Vaticano. En la homilía el santo padre también hizo un llamado a cambiar la cultura ostentosa que practican algunos. Para Francisco el cristiano no está obligado a construir grandes obras ni a realizar “actos sobrehumanos” para demostrar su fe. Por el contrario, en los actos más sencillos “se producen los más grandes milagros”, dijo. Puede leer: Papa: El miedo a los migrantes nos vuelve locos La misa fue el último acto oficial que marcó la agenda del obispo de Roma. La visita inédita del papa católico a la cuna del islamismo se dio en medio de un encuentro interreligioso de “Hermandad humana” al que fue invitado por el jeque Jalifa bin Zayed Al Nahyan, actual presidente de Emiratos Árabes. Como resultado de esto el sumo pontífice firmó un documento junto al imán Sheikh Ahmed al Tayeb, máxima figura del islamismo, con el objetivo de establecer “fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común”, pacto que se cerró con un beso entre los dos representantes religiosos. Una imagen que le dio la vuelta al mundo por marcar un hito en la relaciones entre ambos credos.

Foto: Vincenzo PINTO / AFP En el documento tanto el papa como el imán advierten que “nadie está autorizado a instrumentalizar el nombre de Dios para justificar la guerra, el terrorismo y cualquier otra forma de violencia". Al igual que rechazan la discriminación hacia las minorías religiosas y hacen el reconocimiento de los derechos de la mujer. Antes de irse, Francisco insistió en la necesidad de "libertad religiosa", que debe ir más allá de la simple libertad de culto y pidió para todo Medio Oriente "el mismo derecho a la ciudadanía" para las personas de las diferentes religiones.