Luego del clamor, la iglesia católica del Nicaragua y millones de personas alrededor del mundo que se preguntaban por el silencio que guardaba el papa Francisco ante la represión de los miembros de esta fe en el país centroamericano tuvieron respuesta.
Sucedió este domingo 21 de agosto, pues el sumo sacerdote se pronunció. Fue justamente en el ángelus de la Plaza de San Pedro cuando el Papa aprovechó para hacer referencia a la situación de Nicaragua; además de hablar sobre su vigilancia continua a este país, le pidió a la virgen Purísima, una de las figuras representativas en Managua, que acompañara a esta población en su tribulación.
“Sigo con cercanía, con preocupación y dolor, la situación que se ha creado en Nicaragua que afecta a personas e instituciones”, comenzó, lo que sorprendió a los feligreses, ya que desde hace algún tiempo se estaba pidiendo la intervención del líder religioso en la persecución de Daniel Ortega a la iglesia católica.
Agregó: “Quisiera expresar mi convicción y mi deseo de que por medio de un diálogo abierto y sincero se pueden encontrar la bases para una convivencia respetuosa y pacifica”, haciendo referencia a su deseo de terminar las represiones contra el pueblo nicaragüense a través de la diplomacia.
Sin embargo, uno de los grandes faltantes en el discurso fue, sin duda, el que no pidiera literalmente por el obispo Rolando Álvarez, quien fue arrestado el viernes 19 de agosto luego de que un grupo de agentes de la policía fuera hasta su casa y lo sacara a la fuerza.
Incluso, el sumo sacerdote aprovechó la oración de este domingo para hacer su petición con la intercesión de la virgen Purísima, que es la representación religiosa nacional del país centroamericano.
“Por la intercesión que la Purísima inspire en los corazones de todas las partes tal concreta voluntad”, afirmó en el final de su intervención sobre Nicaragua.
Desde el mismo viernes 19, se había esperado que el papa Francisco se pronunciara acerca de la represión a la Iglesia católica y sus líderes religiosos en Nicaragua, y aunque estuvo presente en su oración de este domingo, para muchos hizo falta que el argentino intercediera por el obispo arrestado.
La persecución a los religiosos por el régimen Ortega se desprendió luego de que, en 2018, la Iglesia cumpliera un papel importante en la protección de grupos de manifestantes y atención de personas que resultaron heridas durante jornadas de protestas en contra del gobierno del exlíder sandinista.
Sobre el particular, el gobierno ha señalado que dicho movimiento de protesta realmente respondía a un intento de golpe de Estado y, al participar la Iglesia en la protección y atención de heridos, asumió que la institución eclesial cumplía un rol de cómplice.
Frente a los hostigamientos de los que ha sido objeto la Iglesia católica nicaragüense en las últimas semanas, varias voces de rechazo y solidaridad se han elevado desde distintos rincones del mundo.
Una de esas voces fue la de la Celam, que manifestó su voz de solidaridad con el obispo retenido, a la vez que la Oficina del alto comisionado para los Derechos Humanos en Centroamérica se pronunció a través de las redes sociales.
Este último lo hizo pidiéndole “al Estado a cesar de inmediato el hostigamiento y los ataques contra sacerdotes, feligreses y estaciones de radio y TV de la Iglesia católica”. En ese sentido, la institución también precisó que “es urgente proteger la integridad física, libertad religiosa y libertad de expresión de todas las personas”.