Una mujer embarazada se presentó en un hospital pakistaní con un clavo en la cabeza que fue puesto allí por un curandero que le había garantizado que así daría a luz a un niño, informaron el miércoles fuentes médicas.
Esta mujer llegó a un hospital de Peshawar, en el noroeste de Pakistán, después de haber intentado quitar ella misma el clavo, dijo a la AFP el doctor Haider Khan, que la trató.
“Estaba totalmente consciente, pero sufría mucho”, explicó.
Una radiografía mostró que el clavo había sido clavado cinco centímetros en el cráneo, sin llegar al cerebro.
La mujer dijo que era madre de tres hijas y que estaba embarazada de una cuarta. Los curanderos tradicionales, con prácticas a menudo ancladas en la mística sufí, son comunes en Pakistán, un país mayoritariamente musulmán, aunque varias escuelas de pensamiento islámicas desaprueban estos ritos.
En Asia meridional, tener un hijo varón suele considerarse un buen presagio, ya que se supone que es más capaz de asegurar el futuro financiero de sus padres que una hija.
La Policía pakistaní está ahora tratando de interrogar a la mujer. “Pronto pondremos nuestras manos en el hechicero”, prometió a la AFP el jefe de la policía de Peshawar, Abbas Ahsan.
A propósito de hechos relacionados con hechicería, dos mujeres fueron condenadas en noviembre del año pasado en una comunidad indígena del sureño estado mexicano de Chiapas a pagar una multa de miles de pesos por practicar actos de brujería.
Las mujeres, madre e hija, fueron condenadas en la comunidad Tsotsil de Cuchulumtic a pagar 200.000 pesos (unos 9.800 dólares).
“Toda la gente estuvo de acuerdo en que paguen la multa, a más tardar el 2 de noviembre”, comentó en ese momento un poblador que pidió el anonimato, y agregó que la reunión fue pacífica y tardó unas tres horas.
El caso inició cuando un hombre de 35 años denunció ante las autoridades comunitarias que su madre, María Hernández, y su hermana, cuyo nombre no fue proporcionado, le hicieron brujería hasta provocarle supuestos problemas de salud.
“El hombre dijo que su mamá juntó animales como lombrices, gallinas y otros, además de hierbas, los molió y los puso en su caldo de guajolote (pavo) para hacerle mal”, contó el poblador, quien profesa la religión evangélica. “Pero habrá que saber si eso es brujería”.
El hombre agregó que el caldo provocó que se pusiera “loco, nervioso”. “La gente dijo que no puede hacer eso. La mujer conoce bien la palabra de Dios, quién sabe cómo se le metió el diablo en su corazón”, cuestionó.
Precisó también que las dos mujeres no fueron encarceladas ni golpeadas, sino que solo se les impuso la multa.
“Toda la gente estuvo de acuerdo en que paguen la multa porque el hombre está loco, mal de la cabeza. Cuando uno se aleja de Dios entra el demonio. Él fue el que dijo: ‘Fue mi mamá’”.
En este tipo de comunidades indígenas en México, muchas decisiones se toman por el sistema de “usos y costumbres”, esto es un autogobierno indígena que las autoridades civiles suelen respetar.
Estas localidades tienen sus propios comités de salud y también juzgados de paz y reconciliación.
En febrero de 2021, los habitantes de la comunidad indígena de San Juan Canuc rechazaron bajo este sistema la posibilidad de aplicarse la vacuna contra la covid-19.
Según un censo de 2020 en México, 7,3 millones de personas hablan alguna lengua indígena, principal criterio para determinar la identidad de este sector de población.
Con información de la AFP.