Una pareja de argentinos que llegó a Nueva Zelanda desde sus teléfonos móviles han venido compartiendo sus aventuras en ese país, al suroeste en el Océano Pacífico. Además, indicando los trabajos que como migrantes han logrado obtener, así como los salarios que han devengado por sus labores.
Los latinos se identificaron como Karina Olasagaste e Iván Julys, según el medio El Comercio, y en uno de sus videos de Tik Tok cuentan que han estado trabajando como recolectores de fruta, específicamente de cerezas, aunque es un trabajo de temporada, según indicó la pareja, les pagarían dependiendo los resultados que den.
“Te pueden pagar de dos formas, la primera es por hora y al segunda es por producción, es decir de acuerdo a lo que vos trabajes (...) En el picking te piden un mínimo de tres buckets (balde) por hora. Cada uno vale 7 dólares, es decir que con esto ya estarías cubriendo el mínimo”, afirmaron en el video, recordando que el salario mínimo por hora en Nueva Zelanda son 21 dólares neozelandeses.
“Por ejemplo, nosotros trabajábamos en 8 a 12 horas por día, podía variar, pero teníamos unos amigos que trabajaban fijo 8 horas por día (...) acá sacamos la calculadora. Sabemos que cada bucket sale siete dólares y tienes que hacer un mínimo de tres por hora. En el caso de que hagas 5, 6, 7 por hora, te pagan $7 extra por cada canasta que completes”, explicó la pareja.
Pues bien, trabajando solamente ocho horas recolectando frutas, haciendo tres canastas como mínimo, según la explicación de los argentinos, una persona puede hacerse 168 dólares neozelandeses al día, eso es aproximadamente $456.345 pesos colombianos. Y trabajando solamente días hábiles en un promedio de 20 o 22 días al mes, el recolector estaría logrando alrededor de $3.696 dólares neozelandeses mensuales, lo que serían unos $10.039.590 millones de pesos colombianos.
Joven renunció en el primer día de trabajo
En Tik Tok se viralizó el video de @croissantwoman, al punto de superar los tres millones de visualizaciones y los 13.000 comentarios. En ese espacio, la mujer (quien según medios internacionales es de Canadá) aprovechó para ‘desahogarse’ y revelar las razones por las cuales renunció a su empleo con la particularidad de que no llevaba sino un día en sus nuevas funciones.
La mujer confesó que sus tareas se enmarcaban en la asesoría de ventas con un salario mínimo; no obstante, las ‘incongruencias’ las empezó a notar cuando sus jefes le entregaron más detalles de las condiciones laborales. En un principio, ella pensó que las responsabilidades no excederían las ventas; pero, según ella, la realidad distaba de lo indicado previamente.
“Renuncié a mi trabajo en el mismo día que lo comencé”, empezó relatando la mujer, cuya principal inconformidad fue la serie de tareas adicionales de las cuales debía encargarse y por el mismo dinero. Ella enfatizó que quienes tenían experiencia en el área comercial sabían hasta dónde iban sus actividades y cuáles correspondían a otras dependencias.
En su jornada de inducción, a @croissantwoman le señalaron cómo era una rutina de trabajo allí. Esta incluía encargarse del sistema de alarma, la caja registradora, revisar correos, enviar paquetes en línea, apropiarse de las devoluciones y “un montón de cosas más” que, sin devengar un valor adicional, le parecieron ‘excesivas’, aunque reconoció que, después de todo, “era un trabajo”.
“Si quieres que haga estas cosas, realmente no hay problema. Pero me están pagando el salario mínimo, cuando deberían pagarme, como, al menos uno o dos dólares más por hora al hacer esto”. A estas condiciones, el factor que le hizo desistir de esa oferta laboral fue el trabajo continuo; ya que, según relató, no había descansos, es decir, trabajaría en turnos de ocho horas seguidas.
Cuando contó su ‘primer día’ afirmó no haber almorzado, pues en su caso necesariamente tenía que calentar la comida y disponer del piso como comedor. Ello le hizo cuestionarse si realmente estaba decidida a continuar bajo esas circunstancias o si le resultaba mejor dar un ‘paso al costado’, además de preguntarse cómo otros podían trabajar así. Enseguida decidió no regresar nunca más a esa empresa, pese a resaltar algunos puntos ‘positivos’.