SEMANA: Hace un año usted escribió que Pedro Castillo en la presidencia era un enigma, pero resultó bastante peor que eso. ¿Qué lo tiene contra las cuerdas?

Clara Elvira Ospina: Es triste. En Perú, millones de personas votaron por Castillo porque creían que podía haber un cambio, pero lo que ha habido es un cambio para peor. Como presidente tiene seis investigaciones abiertas. Uno de esos casos es el plagio de su tesis de grado. Lo demás son investigaciones que lo señalan de ser parte de una organización criminal para defraudar al Estado a través de contratos y para beneficiarse personalmente. Se investiga si ha recibido coimas de parte de coroneles que querían ser ascendidos a generales.

SEMANA: Él era un símbolo, un maestro de escuela rural que había llegado al poder. ¿Qué le pasó?

C.O.: Creo que Pedro Castillo es una promesa traicionada. Castillo generó ilusión y las cosas solo empeoraron. Se ha comportado como un presidente sin capacidad y además sin ningún escrúpulo. Ha quedado claro que no tiene medida cuando se trata de favorecer a sus familiares y a sus amigos.

SEMANA: ¿Está cerca su caída del poder?

C.O.: No. Se necesita voluntad política de parte del Congreso para sacarlo y el Congreso no lo quiere sacar, porque, increíblemente, la imagen del presidente es muy mala, pero la del Congreso es peor. Entonces, en Perú se oye decir mucho “que se vayan todos”. Y los congresistas no se quieren ir. Hoy es inviable conseguir los 87 votos que se necesitan para declarar la vacancia del presidente por incapacidad moral permanente, que es la fórmula que se ha encontrado en los últimos años para salir de ellos.

SEMANA: Castillo acaba de hacer una alocución diciendo que es un perseguido. ¿Lo es?

C.O.: Él cree que el pueblo lo apoya, que va a salir a las calles masivamente a luchar por él. Por eso, hizo una locución totalmente desconectada. Dijo que convocaba al pueblo a defender la democracia, lo cual demuestra que él no tiene ningún interés en dimitir.

Clara Elvira Ospina dice que Pedro Castillo cree que el pueblo lo apoya.

SEMANA: ¿Qué tanto se ha probado su responsabilidad en esos delitos que le investigan?

C.O.: Eso va a ser muy lento. Hay colaboradores eficaces con el proceso. Es el caso de un coimero, un empresario que pagaba sobornos y que se entregó a la justicia, después de fugarse. Se llama Zamir Villaverde y es hoy el testigo estrella contra el presidente. El otro testigo estrella es el exsecretario general de Palacio, que también fue fugitivo. Aún no se conocen sus declaraciones, sino por filtraciones. Él ha dicho incluso que otro procesado, el exministro de Transportes y Comunicaciones, le entregó al presidente 30.000 soles, que son 33 millones de pesos, en frente de él, producto de un soborno para un contrato que se llama el contrato del puente Tarata. También ha dicho que al presidente le dieron plata para hacer ascensos en la cúpula militar.

SEMANA: ¿Qué tanto tiene que ver la familia del presidente en todos sus enredos?

C.O.: Muchísimo. Él viene de Cajamarca. Es un profesor rural, tiene un gran arraigo regional y una familia numerosa. Lo que hemos entendido es que él, de alguna manera, sintió que ahora que llegó al poder, es el momento de ayudarle a su familia. Tiene dos sobrinos, que eran unos chicos jóvenes sin trabajo, y que terminaron andando en carros de este Zamir Villaverde, quien a su vez les daba beneficios para que ellos gestionaran cosas ante el presidente. El último episodio tiene que ver con un personaje que se llama Jennifer Paredes. Es la hermana menor de Lilia Paredes, esposa del presidente. Esta chica tiene 26 años y fue captada hablando con la comunidad diciendo “yo voy a tramitar contratos. Yo voy a conseguirlos”, cuando ella no tiene ningún cargo. Supuestamente, habría recibido un pago de 90.000 soles, 98 millones de pesos colombianos. Ella realmente es la hermana menor de la primera dama, pero creció con el presidente y por eso él siempre la ha llamado “mi hija”.

SEMANA: ¿Cómo gobierna un presidente con tantos líos judiciales?

C.O.: Se podría decir que es un desastre producto de la combinación de varios factores. Por un lado, el Gobierno no solo no ejerce, sino que toma malas decisiones. Y el Congreso está desmontando todas las reformas que se adelantaron. El Ejecutivo no ejecuta nada. Solo por poner algunos ejemplos, la búsqueda de fertilizantes está frenada, la vacunación covid vive vacía y las promesas del sector minero nunca se cumplieron. No son capaces de nada. La inseguridad ciudadana está rampante y él ha tenido siete ministros del Interior que son los jefes de la Policía, según las normas del país. ¡Siete ministros del Interior! Yo a veces digo que vivimos al día y vivimos al debe. Vemos todos los días un deterioro tremendo de la institucionalidad y del Estado de derecho y la democracia.

Pedro Castillo señaló que las actuales acusaciones en su contra no tienen fundamento ni pruebas, y que solo buscan desestabilizar su gobierno. | Foto: Twitter/ @PedroCastilloTe

SEMANA: El gabinete ha sido de lo más desastroso de este Gobierno. ¿Por qué nadie quiere trabajar con él?

C.O.: ¡Ha tenido 59 ministros! La semana pasada renunció el primer ministro. Después de que estuvo dos días por fuera, Castillo convocó a las fuerzas políticas a conformar un gabinete de ancha base y dos días después dijo “no le he aceptado la renuncia al primer ministro” y volvió el primer ministro a su cargo. Su manera de gobernar es tremenda porque quiere protegerse de las acusaciones y de los procesos en su contra. Ha sacado a sus ministros del Interior porque han intentado encontrar a los fugados de los procesos que lo involucran. Y los ha botado por Twitter. No les contesta ni el WhatsApp a sus ministros. Tiene una manera de gobernar que es complicada. Y, por otro lado, ha puesto unos ministros impresentables como uno que estaba acusado de homicidio y otro que decía que lo que hizo Hitler con las carreteras en Alemania es admirable.

SEMANA: ¿Qué puede venir para Perú?

C.O.: A pesar de todo el panorama dramático que les he pintado, yo creo que este país ha salido de un hoyo mayor. Salió del hoyo del fujimorismo, del de la hiperinflación en el año noventa, cuando terminó el Gobierno de Alan García. Yo creo que Perú tiene la capacidad de restituirse, de regenerarse. Para eso se necesitan liderazgos que puedan encauzar un poco el camino.

SEMANA: Ahora que Colombia giró a la izquierda. ¿Qué lecciones ve de Perú que le puedan servir a Colombia?

C.O.: Hace poco me preguntaron si veía similitudes entre Gustavo Petro y Pedro Castillo. Y la verdad es que no las veo. Pedro Castillo era un hombre que no estaba preparado para la presidencia. Nadie lo conocía, por eso yo decía que era un enigma. Esto habría podido salir relativamente bien, regular y mal, y ha salido pésimo. Gustavo Petro es un hombre conocido. Sabemos cómo gobierna y eso puede preocupar a muchos porque tuvo muchos problemas en la Alcaldía, porque peleaba con sus compañeros de trabajo, porque los colaboradores se iban, porque tomaba decisiones radicales. Yo hoy veo a un Petro mucho más maduro. Siento que ha cambiado. Hay que darle un margen. Pero, en todo caso, Gustavo Petro no es un Pedro Castillo. Él es un hombre preparado, con experiencia política y más criterio. Conoce el mundo y sabe cómo funciona. Pedro Castillo se encontró la presidencia. La lección, creo, es lo valioso de tener una oposición sensata que no haga locuras. Tener un control constructivo.