Con la apretada victoria que llevó a Pedro Pablo Kuczynski a la Presidencia el año pasado, en Perú soplaban vientos de cambio. El economista logró derrotar con el 50,12 por ciento de los votos a la populista Keiko Fujimori, hija mayor del reo exmandatario Alberto Fujimori. Pero a un año de su triunfo, es evidente que los peruanos votaron más en contra de Keiko que a favor del proyecto político de Kuczynski, un tecnócrata consumado con poco brío político.Y su reducida victoria electoral sobre el fujimorismo ya le está pasando cuenta de cobro. En primer lugar, la débil presencia de su partido en el Congreso se ha convertido en el gran dolor de cabeza del mandatario. Mientras Fuerza Popular, el movimiento que fundó Keiko, es amo y señor del Legislativo con 73 asientos, el partido de Peruanos por el Kambio del presidente cuenta con tan solo 18 escaños. Con ello, sin haber siquiera completado el primer año de su mandato, Kuczynski está a merced de un Legislativo fujimorista que ya le negó su voto de confianza a cuatro de sus ministros y ha vetado casi una decena de sus decretos. Así, con las tensiones entre el Legislativo y el Ejecutivo al rojo vivo, el presidente está maniatado.Puede leer: Presidente de Perú insinúa la posible liberación de Alberto FujimoriEn vista del caos, algunos sospechan que si las trabas del fujimorismo continúan, Kuczynski podría activar un recurso constitucional que indica que si dos miembros del gabinete ministerial son rechazados sucesivamente, el presidente puede llamar a unas nuevas elecciones legislativas, en las que Fuerza Popular probablemente perdería asientos. Sin embargo, PPK ha preferido mostrarse como un negociador y le ha hecho concesiones importantes al fujimorismo.En efecto, Kuczynski causó revuelo al anunciar que está considerando indultar al padre de Keiko, Alberto Fujimori. El controversial mandatario fue condenado a 25 años de prisión en 2010 por delitos contra los derechos humanos que se cometieron bajo su brutal campaña antiinsurgente de los años noventa. Así, muchos consideran que esta es una estrategia para aliviar las presiones de sus opositores fujimoristas y poner en marcha sus planes de gobierno.Le recomendamos: Los coletazos del escándalo de Odebrecht en PerúNo obstante, algunos advierten que Kuczynski está jugando con fuego. Como le dijo a SEMANA Jorge Aragón Trelles, profesor de Ciencia Política en la Pontificia Universidad Católica de Perú, concretar el indulto a Fujimori “tendría costos políticos importantes. En principio, varios ministros renunciarían y para una parte de la sociedad peruana será una traición y una claudicación. Además, no hay garantías de que hacerlo sirva para firmar la paz con la bancada fujimorista en el Congreso”.Además de esta salida en falso, las inversiones en infraestructura que PPK prometió en campaña han quedado en el tintero por cuenta del escándalo de corrupción de la compañía brasileña Odebrecht, que ha tenido repercusiones particularmente fuertes en Perú. De acuerdo con un informe del Departamento de Justicia estadounidense, la constructora entregó sobornos a altos funcionarios peruanos por más de 29 millones de dólares entre 2005 y 2014, y los tres presidentes que antecedieron a Kuczynski, Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala, están investigados por haber recibido sobornos de esa compañía.Le sugerimos: Kuczynski y las tensiones al comienzo de su mandatoPara rematar, PPK debe hacer frente a una economía que se desacelera y que recibió un nuevo golpe con las monumentales inundaciones que dejaron al país en ruinas en abril de este año. El mandatario aseguró que reconstruir por completo la infraestructura que quedó destruida tomará al menos dos años, costará 6.500 millones de dólares y reducirá el PIB en un punto porcentual este año. Ante la gravedad del asunto, los expertos señalan que para reactivar la economía peruana es necesario restablecer un mínimo de estabilidad política. Falta ver si Kuczynski da la talla para lograrlo.