El Gobierno de China dio el sábado un giro de tuerca a la libertad de expresión en internet al cerrar dieciséis páginas webs, censurar dos de las más populares redes sociales y detener a seis personas en Pekín, después de que la semana pasada circularan en la red rumores de un golpe de Estado. Las páginas clausuradas en esta operación, considerada como una de las mayores actuaciones de las autoridades china contra internet, son, entre otras, foros como meizhou.net, xn528.com y cndy,com.cn, informó la agencia oficial Xinhua, que cita a la oficina estatal. Mientras que los servicios de microblogs más populares de China, Sina Weibo y QQ, tienen bloqueada hasta el 3 de abril la opción de dejar comentarios. Los dos servicios, alternativas locales a Twitter (que está bloqueado en China), anuncian en sus páginas esta medida y precisan que durante el periodo de bloqueo sus redes de "microblogging" serán "limpiadas de rumores". Además de los seis detenidos por "fabricar o diseminar rumores 'online'", esta operación, anunciada de madrugada y en la que participó la Seguridad Pública de Pekín, incluye las "reprimendas y educación" de otras personas que participaron en la difusión de los rumores, señaló la Oficina Estatal de Información en Internet, responsable de controlar los contenidos en la red china. La semana pasada circularon por las redes sociales chinas informaciones sobre supuestos disparos en la plaza de Tiananmen o vehículos militares entrando en Pekín, hasta el punto de que varios medios de comunicación extranjeros investigaron la posibilidad de un golpe de Estado, pues coincide con un momento de fuerte tensión en el seno del régimen debido al cambio de poder que habrá en octubre. Estos rumores "causaron una muy mala influencia en la opinión pública", afirmó la Oficina Estatal de Información en Internet. Tambiénh fue muy comentado en la red china el rumor de que el hijo de un importante líder comunista (cuya identidad variaba según las versiones) había muerto en un aparatoso accidente de tráfico cuando circulaba a gran velocidad en su Ferrari por las calles de Pekín, acompañado de dos mujeres. Aquel rumor no ha sido mencionado por las autoridades chinas en esta operación, pero provocó la semana pasada que el término "Ferrari" estuviera temporalmente en la lista de palabras prohibidas que no se podían usar en buscadores de internet nacionales o en las redes sociales. Pese a los fuertes controles de contenidos, China tiene la mayor comunidad de internautas del mundo (513 millones), y muchos ciudadanos confían más en las redes sociales y los foros internautas para informarse, ya que en ellos aparecen a veces informaciones que no reflejan los medios oficiales o los convencionales. Esta confianza en la red, no obstante, ha motivado en ocasiones olas de descontento social o incluso de pánico, como ocurrió el pasado año tras la catástrofe nuclear japonesa de Fukushima, en la que circularon en internet rumores de que la radiactividad afectaba a China. Tanto los actuales rumores políticos como la drástica respuesta del régimen comunista muestran, según los observadores, la tensión que se vive entre los dirigentes chinos, no solo por el delicado momento de transición que afrontan sino también por la lucha soterrada de diferentes facciones de cara al relevo de poder. Esta tensión, que aparece cada vez que el Partido Comunista de China cambia su cúpula, ha salido a la luz a raíz de la destitución, el pasado 15 de marzo como líder del partido en la ciudad de Chongqing de Bo Xiali, uno de los políticos más carismáticos de China, quien aspiraba a regresar a las altas esferas en octubre. Bo, a quien los analistas consideran un representante de corrientes "neomaoístas" opuestas al actual enfoque pragmático y desarrollista del régimen, fue cesado en una supuesta "purga" que podría llegar a tener ramificaciones penales por la misteriosa muerte de un empresario británico cercano al defenestrado líder. El Reino Unido pidió esta semana a China que investigue la muerte el pasado noviembre en Chongqing de Neil Heywood, un caso en el que existen sospechas de espionaje y corrupción. Bo, famoso también por haber conducido en Chongqing una operación antimafia con miles de detenidos y condenas a altas instancias policiales y judiciales locales, comenzó su caída en desgracia el pasado febrero, cuando su mano derecha Wang Lijun, jefe de la policía local, solicitó asilo político en un consulado de EEUU. EFE