Tony Hook observa fotografías tomadas con celulares de trabajos terminados en su tienda de New Hampshire, mientras explica cómo un cliente quería recuerdos de importantes eventos de la vida: un arma para marcar el nacimiento de cada uno de sus hijos.
Los pequeños fabricantes de armas como él están en auge en Estados Unidos, gracias a la voraz y a veces especializada demanda de costosas pistolas de producción limitada y rifles personalizados, grabados con pasajes de la Biblia o la bandera estadounidense, por ejemplo.
“Nos hizo fabricar un arma para cada recién nacido que tuvo”, explicó Hook, propietario de RTD Arms & Sport. “Así que este es el nombre de su hijo y su fecha de nacimiento”, dijo, mostrando el grabado en un rifle.
Los millones de armas producidas anualmente en Estados Unidos son fabricadas principalmente por las empresas más grandes del país, sin embargo, los operadores más pequeños se han volcado con fuerza en un mercado en el que la producción casi se triplicó entre 2000 y 2020.
Los fabricantes más pequeños pueden producir piezas destinadas a firmas importantes como Sig Sauer o Smith & Wesson y para entusiastas y tiendas de armas, o pueden elaborar armas especializadas o personalizadas.
“Es quizá como bordar tu nombre en tu guante de béisbol o colocar rayas personalizadas en tu automóvil. La gente hace lo mismo con sus armas. Son una parte de ellos”, explicó Hook.
Estados Unidos también sufre cerca de 40.000 muertes por armas de fuego al año, de las cuales aproximadamente la mitad son suicidios, aunque los homicidios aumentaron a tasas históricas durante la pandemia de covid-19.
En este contexto, la industria de armas y municiones aportó cerca de 70.000 millones de dólares a la economía estadounidense en 2021, según el grupo industrial NSSF. Pero tal vez no es algo tan sorprendente cuando un solo rifle de un pequeño taller como el de Hook puede venderse entre 1.295 y 1.695 dólares.
“Al mostrar que el arma no tiene que parecer tan genérica, está atrayendo a personas que nunca antes habían considerado” comprarlas, según Hook.
El auge en la producción de armas se refleja en las estadísticas de licencias federales de armas de fuego, al ver el número de los llamados permisos “tipo 7″, de producción y venta, incrementando más del 694% entre 2000 y 2020.
Obtener uno de esos permisos requiere un considerable papeleo de los solicitantes que incluye su foto, huellas dactilares y otros datos, mientras que el gobierno también realiza una verificación de antecedentes criminales y una entrevista en persona.
Grandes estados como Texas (sur) y Florida (sureste) tenían cada uno cientos de fabricantes de todos los tamaños que informaron, según lo exige la ley, su producción a las autoridades federales para 2020, las cifras más recientes disponibles.
Matrix Arms en New Hampshire es uno de esos fabricantes y su director general y propietario, Allen Farris, señaló que tantos fabricantes se han unido a la industria que el mercado ha estado saturado durante al menos los últimos seis años.
El ejecutivo señaló que cada semana producen entre 4.300 y 5.300 receptores de rifle, componentes centrales clave para fabricar un arma.
“Nuestro lema estatal en New Hampshire es ‘Vive libre o muere’ y creo que la industria de las armas de fuego va de la mano con eso”, agregó.
Hook y Farris enfatizaron que no querían que sus armas se usaran en delitos o asesinatos en masa y dijeron que cumplieron con la ley. El primero también sigue su propio instinto para tratar de prevenir, en caso de que un posible comprador haga sonar las alarmas.
“No lo vemos como si las armas fueran el problema. Las personas son el problema. Ya sea una pistola, un cuchillo o una piedra, Caín no mató a Abel con una pistola. Lo mató con una piedra”, justificó Hook.
Farris agregó: “Si alguien tiene la motivación para salir y tratar de matar personas, en primer lugar, podría elegir un millón de formas diferentes de hacerlo”.
*Con información AFP.