El coronavirus apareció en diciembre en Wuhan, China, y en menos de tres meses ya le ha dado la vuelta al mundo, poniendo en jaque a los gobiernos que no tenían ni idea de cómo combatir a un enemigo microscópico, que, pese a que ha matado a más de un millar de personas en todo el planeta, todavía es indescifrable en muchos aspectos. No solo los gobiernos tuvieron que empezar a buscar soluciones a la par del crecimiento de las cifras de contagio y de muertes, también lo hicieron los empresarios que tuvieron que cerrar sus negocios, dejando a sus empleados sin ingresos. En muchos países los cierres fueron y siguen siendo totales, sin embargo, algunos ya empiezan a reactivar sus economías y se ha buscado todo tipo de estrategias que puedan permitir seguir trabajando, aunque sea bajo medidas extremas de seguridad.

Foto: Mediamatic.com Es el caso de un centro cultural de Ámsterdam, el cual tuvo la idea de utilizar pequeños invernaderos, generalmente dedicados a proyectos artísticos, para ofrecer a los futuros clientes de su restaurante un comedor privado, acorde con las restricciones debidas a la pandemia viral. Mediamatic está probando esta nueva forma de comer y de servir, a la espera de que las autoridades holandesas den luz verde a la reapertura de los restaurantes, cerrados desde el 16 de marzo para luchar contra la covid-19.

Foto: Mediamatic.com "El coronavirus nos obliga a replantearnos la forma en que recibimos a los clientes", explica el director de Mediamatic, Willem Velthoven. "Nos dijimos vamos a ver lo que pasa si nos sentamos en estos pequeños lugares, si está bien y si podemos servir de manera segura, y de hecho funciona bastante bien", explica. 

Espaciados entre sí e instalados a lo largo de un canal, los invernaderos contienen ahora una pequeña mesa redonda y dos sillas listas para acoger a futuros clientes temerosos a la idea de compartir una comida en grupo.

Foto: Mediamatic.com "Estar juntos en grandes grupos probablemente no estará de moda por un tiempo, pero estar en una situación social es algo que sí deseamos", comenta Velthoven. Con el fin de evitar cualquier "intercambio accidental", los empleados del restaurante llevan máscaras de plexiglás y guantes. Sirven la comida sobre tablas que deslizan hasta los clientes, para evitar el contacto.

Foto: AFP "Los invernaderos son tan pequeños que los mozos que sirven ni siquiera caben dentro. Así que sirven (la comida) desde fuera, no entran", precisa Velthoven, que espera que su iniciativa inspire a otros restauradores. *Con información de AFP