La actual temporada de huracanes con Harvey, Irma y José, va camino a convertirse en una de las más costosas de la historia y podría tener importantes repercusiones económicas para los países afectados y el mundo. Además de los cientos de muertos, heridos y damnificados que los huracanes han dejado a su paso por el Caribe y Estados Unidos, los costos económicos son enormes. La agencia Moody‘s estimó inicialmente los daños causado por Harvey para el sureste de Texas entre 51.000 y 75.000 millones, clasificándola de antemano como una de las tormentas más costosas de la historia de Estados Unidos. Junto a catástrofes como el huracán Katrina en 2005 que costó 80.700 millones y el huracán Sandy en 2012 que arrojó pérdidas por 30.100 millones.Sin embargo, en la medida en que bajan las inundaciones y las montañas de escombros y desechos crecen, los estimativos de pérdidas también aumentan y ya hay expertos que hablan de costos superiores a los 100.000 millones de dólares. La tormenta no solo destruyó al menos 156.000 viviendas –en los cálculos más conservadores- y hasta un millón de vehículos, sino que afectó una zona donde se ubica casi una cuarta parte de la capacidad de refinación de petróleo en Estados Unidos (las dos principales refinerías del país –Motiva, de capital saudí y Baytown de Exxonobil- quedaron fuera de producción), algo que generó temores de escasez de combustible y disparó el precio de la gasolina en un 13 por ciento. El precio del petróleo también aumentó. Por su parte, el arrasador paso de Irma por el Caribe afectará la industria turística de la zona durante meses, justo cuando hoteles, aerolíneas y cruceros se preparaban para la temporada de fin de año.Irma, una de las tormentas más poderosas que se ha formado en el Atlántico, no solo dejó más de 25 personas muertas en el Caribe, sino que devastó exclusivas islas turísticas como Antigua, San Martín y Barbuda, dañando hoteles, aeropuertos y otras edificaciones. En la costa norte de Cuba también se reportaron daños significativos.Pero no son solo los daños a la infraestructura sino el costo que traerá en miles de millones de dólares perdidos en materia de turismo, la principal actividad de esta zona. Muchos consideran que estos países no tienen la capacidad financiera para iniciar rápidamente la reconstrucción y que esto podría tomar varios meses, lo que le costaría miles de millones de dólares en negocios perdidos.Según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por su sigla en inglés) antes del paso de Irma, se esperaba que más de 26 millones de turistas internacionales visitaran el Caribe. Sin embargo, ya hay reportes de distintos operadores turísticos que hablan de una disminución de reservas hacia allá. El año pasado, los visitantes extranjeros gastaron 31.000 millones de dólares en el Caribe y se esperaba que sus desembolsos crecieran un 5,3 por ciento en 2017. El WTTC estima que el turismo aportó 56.000 millones de dólares al producto interno bruto de la región en 2016. Sin embargo, con las tormentas es seguro que este aporte bajará considerablemente este año.Tras arrasar el Caribe, en sus primeras horas en la Florida se reportaban al menos tres muertos, luego de una de las mayores evacuaciones en la historia de Miami. Además, se habrían reportado fallas en el suministro eléctrico que afectaron a más de 2,3 millones de personas en todo el estado y se extendieron por horas. Según los pronósticos, la tormenta afectaría desde mercados agrícolas como la naranja hasta el mercado del gas natural, los seguros y los bonos para catástrofes.El Congreso de Estados Unidos no solo aprobó un paquete de ayuda de emergencia por 15.200 millones de dólares para emergencias por desastres sino que elevó el techo de la deuda. Con esto, le dio a la administración Trump mayor capacidad de endeudamiento y acción para enfrentar estas tragedias pues hasta antes de estas medidas estaba previsto que los recursos de emergencia se acabarían el fin de semana. Algunos analistas han comenzado a hablar de recortes en las estimaciones del crecimiento de la economía de Estados Unidos durante este trimestre. Sin embargo, algunos otros prevén que las labores de reconstrucción le podrían imprimir algún dinamismo en meses posteriores. Habrá que esperar a que termine el recorrido de los huracanes para determinar su impacto final.¿Seguros al alza?Los daños ocasionados por Harvey y el esperado impacto de Irma sobre Estados Unidos tienen bajo presión al sector asegurador. De las pérdidas materiales que se registraron en Texas por más de 100.000 millones de dólares, se calcula que alrededor del 20 por ciento será cubierto por pólizas de seguro. Ante este tipo de cálculos, el subíndice del S&P 500 que agrupa a las compañías de seguros y reaseguros se desplomó desde agosto alrededor del 7 por ciento, su mayor descenso mensual en casi dos años. De cumplirse las previsiones, Harvey será el tercer huracán más costoso para el sector de seguros, solo después de las catástrofes del Katrina en 2005 y de Sandy en 2012. Sin embargo, aún toca esperar el efecto de Irma. Según cálculos de Barclays, las pérdidas totales de este huracán podrían ascender a unos 130.000 millones de dólares. Algunos especialistas afirman que las reaseguradoras podrían ser las compañías con las mayores pérdidas, pues ellas absorberán la mayor parte de los daños ocasionados por las tormentas. Esto podría traer un aumento sobre el precio de los seguros alrededor del mundo, incluido Colombia, durante los próximos meses.¿Y el terremoto de México?El terremoto de magnitud 8,2 que afectó principalmente la costa sur de México ha dejado más de 90 muertos, decenas de heridos y millones en daños. Sin embargo, aún no hay estimativos sobre las pérdidas causadas por el que ha sido catalogado como el mayor sismo del país azteca en un siglo. Las pérdidas económicas causadas por un episodio similar en 1985 fueron de entre 2,1 y 2,4 por ciento del PIB de ese año, según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina (Cepal). Y si bien se ha hablado de más de 100.000 viviendas afectadas, el efecto no será parecido pues el epicentro fue a más de 700 kilómetros de distancia de la capital del país.