Al periodista Martín Pallares los fines de semana se le tornaron en toda una pesadilla. Junto a su familia esperaba a ver si en el programa de televisión que tenía el entonces presidente de Ecuador, Rafael Correa, iba a ser mencionado. Cuenta que la primera vez que el mandatario lo “atacó”, con nombre y apellido, fue en 2009. Desde ese día la situación volvió a repetirse, al menos unas 12 veces más.Todo comenzó después de que Pallares, en su calidad de periodista, acompañó al presidente de su pais al desfile militar en Venezuela, en el que se conmemoraba la batalla de Carabobo. Correa se encontraba junto a su homólogo Hugo Chávez. “En  2009, Correa tenía la imagen de ser un hombre ilustrado, un tecnócrata moderno. Por eso me llamó mucho la atención que haya estado tan cómodo en una ceremonia militar hipernacionalista y de gran contenido bélico. Escribí sobre eso y le molestó mucho”, cuenta el periodista ecuatoriano.Con todo y el problema que se armó, Pallares no dejó de escribir, "con la misma dureza de siempre", como lo describe ahora. Pero eso le costó, entre otras cosas, su estabilidad laboral y emocional.Le sugerimos: Tras 10 años de gobierno, además de un Ecuador dividido, ¿qué más deja Rafael Correa?A medida en que el gobierno de Correa avanzaba las cosas se complicaban. En 2013 se promulgó la Ley Orgánica de Comunicación que cambiaba las reglas de juego. En pocas palabras le dio al gobierno la posibilidad de controlar más el contenido y de sancionar con altas sumas de dinero a quienes no cumplieran la ley, y se creó una Superintendencia de Comunicaciones.“A quienes no quisimos medirnos, ni callarnos, Correa nos fue creando un cerco con los medios para acosarnos y para imponer la autocensura, que fue muy fuerte durante los diez años (...) las redacciones empezaron a contratar abogados, quienes revisaban muchas de las notas de investigación o incluso de opinión. El abogado se convirtió casi en un editor”, explica Pallares, quien en esos años fue despedido del medio en el que trabajaba. Le dijeron que se trataba de una decisión basada en su actividad en redes sociales, pero Pallares cree que hubo presión por parte del gobierno para sacarlo.Puede interesarle: Los desbocados en las redes socialesCon todo en su contra, este periodista pensó en abandonar su país, pero decidió quedarse aun cuando tenía dos niños pequeños que mantener. Como él no era el único en esa situación fundó 4Pelagatos junto a otros colegas, entre los que se encontraba José Hernández, un colombiano que fue editor general de El Tiempo. La página tiene como eslogan: ‘Por la lucidez, desobediencia, ironía y obstinación‘.Los pelagatos, como se hacen llamar, empezaron con las uñas. No tenían un peso pero sí muchas ganas de hacer periodismo. Entonces se les apareció la virgen. Pusieron parte de sus ahorros y recibieron colaboraciones de amigos, de empresarios que aunque no se atrevían a pautar por “miedo a las represalias”, les colaboraban. Así montaron su oficina, con muebles que les donaron.Ante los juecesLas críticas de Correa nunca habían pasado de las palabras, pero en junio de este año llegaron a los estrados judiciales. En abril Pallares escribió un texto en 4Pelagatos titulado ‘Sí a Correa le sorprenden robando podría decir que estaba cuidando’, en el que se refería a la reacción del presidente sobre la detención de su exministro de Energía, Alexksey Mosquera, por el caso Odebrecht, de quien dijo que no había recibido coimas sino que se trataba de un “acuerdo entre privados”. Por ese artículo Correa decidió demandarlo. El 5 de junio Pallares amaneció con una causa en su contra, por haber dañado la honra y desacreditar al mandatario.Correa ya había ganado otros juicios así. Por ejemplo, demandó por daño moral a los periodistas Juan Carlos Calderón y Cristhian Zurita, a quienes se les ordenó pagar 10 millones de dólares de indeminización. La tensión que había despertado el caso Pallares, motivó a su esposa Manuela Botero Thiriez, colombo-francesa, a dirigirle una carta abierta a la esposa de Rafael Correa.De Manuela para Anne Malherbe“Soy colombo-francesa y como mi padre (colombiano) murió cuando estaba muy pequeña, fui criada en Medellín por mi familia materna, unos franceses que llegaron después de la II Guerra a crear una empresa textil. Me detengo en esto porque usted es belga-wallona, o sea que su casa debía estar relativamente cerca de la de mis abuelos y como yo, debió vivir a través de su familia las secuelas de una guerra que marcó particularmente a la gente de esta parte de Europa que fue ocupada por los nazis”, empieza la misiva con la que Manuela trataba de recordarle a Anne las “éticas que se desarrollaron con la guerra” y de apelar a ellas para ayudar a su esposo.La carta, que se volvió rápidamente viral, mostraba la profunda admiración de Manuela hacia la ex primera dama y la fe que tenía en que ella pudiera interceder.“Lo que le quiero decir Anne con esta carta es que una mujer no puede ni debe estar al margen de los actos injustos o ilegales que cometa su marido y en honor a esa ética que creí que nos unía, apelo a usted como ciudadana, como mujer y como madre para que se detenga la persecución, para que Rafael Correa pare de humillarnos a todos, para que pare de lucrarse de personas honestas que viven de su trabajo como lo hizo abusando de su posición cuando era presidente. ¿Se ha detenido usted a pensar en el daño que su marido le ha hecho a tantas familias?, ¿qué pretende ‘ganar’ ahora con seguir mandando personas a la cárcel y a la bancarrota?, ¿impedir que nuestros hijos puedan educarse para servirle a este país?”, escribió Manuela.La carta de respuesta nunca llegó. Era de esperarse, dice Martín Pallares, “la esposa de Correa siempre ha sido casi invisible, si apareció tres veces en los actos oficiales durante los diez años fue mucho”.A pesar del silencio por parte de Anne, la justicia sí respondió. El juez Fabricio Carrasco declaró inocente a Pallares, pues nunca se encontró prueba de que su artículo hubiera deshonrado al exmandatario. A las afueras del juzgado voces de apoyo, a uno y otro implicado, se oyeron con fuerza, pero al final Pallares fue vencedor, aunque del primer round. La defensa de Correa aseguró que apelará la decisión.Correa viajó a Bélgica luego de que Lenín Moreno lo sucedió en el poder. Pallares y sus pelagatos han despertado de la pesadilla.