Perú termina 2022 sumido en una crisis política que amenaza con extenderse el próximo año y con protestas que podrían reactivarse, incluso, desde enero. Desde Martín Vizcarra, destituido en noviembre de 2020, hasta Pedro Castillo, apartado del poder el 7 de diciembre de 2022, la nación ha visto seis presidentes en seis años.
Previo al mandato de Castillo, intentaron mantenerse en el Ejecutivo Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Manuel Merino, Francisco Sagasti y en este momento Dina Boluarte. La actual jefa de Estado, hasta hace unos meses vicepresidenta, no ha estado alejada de tensiones; en un principio, por sugerir que buscaba finalizar su periodo en 2026.
Esa intención inicial llevó a que se presentarán ante el Congreso dos proyectos para adelantar los comicios generales, el primero rechazado y, en un segundo, se decidió su desarrollo para abril de 2024. Sin embargo, la destitución y posterior arresto de su predecesor motivó multitudinarias manifestaciones que no solo exhortaron a Boluarte a renunciar, sino también a disolver el Congreso.
Uno de los principales cuestionamientos en torno a la algidez política gira sobre por qué, en los últimos años, ningún gobernante ha conseguido terminar el periodo para el que fue designado. Al respecto, expertos peruanos han hecho algunas aproximaciones sobre lo que sucede en el vecino país y por qué la gestión se ha convertido en una misión ‘casi imposible’.
“Una brecha que no se cierra”
“La crisis es social también (...). Hay una brecha que no se cierra y continuamente los gobiernos que vienen, en distintas épocas, han prometido ese cambio pero ocurre de manera muy limitada (...). Ese proceso tiene décadas y se ha sumado, a partir de los años noventa, una crisis ya no solo política sino también de representación”, explicó a SEMANA Ramiro Escobar, analista político peruano.
Para el especialista, el paso de mandatarios como Alberto Fujimori (administración entre 1990 y 2000) solucionó algunos problemas en el país andino, pero también dejó, según él, una huella de corrupción “muy grande”. Además, recalca que ese ‘flagelo’ no tiene patria ni ideología.
“La inequidad no se cierra y ese es un gran problema (...). Hay mucho clasismo, mucho racismo, mucha segregación y; a veces, no es solo porque la gente no tenga recursos”, agrega. Una parte de quienes votaron por Castillo, salió “a protestar y eso se mezcló con grupos de distinto tipo. Además, cuando (en su momento) Pedro Pablo Kuczynski gana las elecciones, hay un factor que empieza a gravitar: la poca decencia política de Keiko Fujimori de no reconocer al ganador”, añadió Escobar.
El analista enfatiza en que estos factores han agitado “aún más el avispero y llevado a que se provoque una suerte de desbarajuste, lío y tensión permanente” de varios grupos políticos “que demuestran una intransigencia”. Bajo esas condiciones, el experto atribuye la respuesta a esa “irrespirable tensión política”.
De acuerdo con cifras oficiales, las protestas de las últimas semanas dejaron 22 muertos y más de 600 heridos durante confrontaciones con las fuerzas de seguridad y partidarios del expresidente Pedro Castillo (quien enfrenta una prisión preventiva de 18 meses por “rebelión”). Entre tanto, el temor a que las movilizaciones vuelvan a tomar fuerza sigue presente.
“Tenemos información de que posiblemente, a partir del 4 de enero del próximo año, nuevamente tengamos conflictos sociales, muy particular en la zona sur”, dijo el ministro del Interior, Víctor Rojas, durante una conferencia con la Asociación de la Prensa Extranjera en Perú, recogida por AFP.
Rojas comunicó que viajará a Arequipa, Puno y Cusco “para establecer y corroborar la información”, así como “disponer los servicios policiales” que, según él, no serán “de represión, sino para proteger la propiedad y el libre tránsito”.