Lo que parecían unas vacaciones en México terminó siendo una pesadilla para unos estudiantes universitarios de Oklahoma, Estados Unidos, quienes denunciaron haber sido drogados con fentanilo en un hotel mexicano, presuntamente, con el objetivo de ser víctimas de tráfico de personas o incluso, según ellos, de órganos.
Stephanie Snider, mamá de Jake, quien estaba en el viaje pero no fue víctima, habló con New York Post sobre los hechos ocurridos en Cancún el pasado 2 de agosto. Contó que su hijo estaba con su novia Zara Hull y su amiga Kaylie Pitzer, ambas afectadas. De ellas, según el relato de Snider, hay fotos pidiendo agua en el bar de la piscina del resort, antes de los acontecimientos.
“Creemos que estaban planeando llevársela para traficarla o tal vez incluso para quitarle los órganos (que luego nos dijeron es una práctica común)”, señaló New York Post, citando a Snider.
La mujer aseguró en su perfil de Facebook, red en la que ha contado la historia, que Zara y su amiga se desmayaron tras tomar dos bebidas en el resort, y fueron atendidas por un médico del centro vacacional, quien las remitió a un hospital en Cancún.
Allí les cobraron 10.000 dólares solo por hacer una revisión inicial. Según Snider, “el dinero fue enviado” y a la mañana siguiente les dijeron que se necesitaban más, “12.500 dólares”, aseguró en su cuenta de Facebook.
Hull, de 20 años, fue ingresada en el hospital debido a que los médicos creían que sufría efectos secundarios graves de fentanilo sintético.
Regresó finalmente a Oklahoma el lunes, casi dos semanas después de su experiencia traumática, según una actualización de Snider en Facebook. “Pasamos 28 horas tratando de traerlos de vuelta a los Estados Unidos. Después de, finalmente, ponernos en contacto con las personas adecuadas que nos remitió la Embajada de los Estados Unidos, pudimos hacer que la recogieran y llevaran a un aeropuerto”, dijo la suegra de la afectada.
En el vuelo de regreso, la estudiante universitaria fue captada en una foto sonriendo, junto a su novio, quien la llevó a casa.
Días después, Snider compartió en Facebook una actualización del estado de salud de Zara: “Definitivamente, muestra más mejoras cada día. Su habla está casi de vuelta a la normalidad, solo que un poco más lento, a veces se cansa. Ella está recordando más cosas que pasaron, pero todavía no recuerda lo que ocurrió desde que tomó esa bebida en el resort”.
La denuncia pública de Snider incluye un trato deficiente en el hospital de Cancún donde fueron atendidas las jóvenes; según la mujer, a Zara la llenaron de suficientes drogas como para mantenerla sedada, la intubaron y le dijeron a Jake que era “sedación” para una resonancia magnética.