Las autoridades de Japón iniciarán este miércoles la cuarta y última ronda de descarga al mar de agua tratada procedente de la central nuclear de Fukushima, lo que supondrá la liberación de otras 7.800 toneladas de vertido durante un periodo de 17 días.
La empresa que gestiona la central nuclear, Tokyo Electric Power Company (TEPCO), anunció el lunes que el vertido comienza el 28 de febrero y confirmó que se han llevado a cabo los análisis pertinentes que respaldan el cumplimiento de las normas establecidas por parte de la compañía y el Gobierno nipón.
Asimismo, está previsto que se abra una investigación para analizar el estado del reactor de la unidad 1, por lo que se procederá al despliegue de un dron y un robot, que tomarán imágenes del interior del contenedor y medirán los niveles de radiación. La información obtenida se utilizará para estudiar métodos de retirada del combustible nuclear fundido, explicó TEPCO en un comunicado.
Por el momento se han completado tres descargas de agua contaminada tratada de la central. La empresa ha asegurado que no se han detectado anomalías en el marco de estos procedimientos tras analizar el agua circundante a las zonas de los vertidos.
En total, se espera verter unas 31.200 toneladas de agua tratada durante el año, tal y como se había planeado originalmente, desde la central, que sufrió un trágico accidente nuclear a causa del terremoto y posterior tsunami de 2011.
Aunque la empresa ha descartado inconvenientes a lo largo del proceso, dos trabajadores tuvieron que ser hospitalizados temporalmente en octubre tras verse expuestos directamente a líquidos que contenían sustancias radiactivas.
Asimismo, el pasado 7 de febrero se detectó una fuga de aproximadamente 5,5 toneladas de agua que contenía unos 22.000 millones de bequerelios, la unidad utilizada para medir la actividad radiactiva, según informaciones de la agencia japonesa de noticias Kiodo.
En este sentido, la compañía ha garantizado que esta nueva liberación de agua se realizará con el “máximo cuidado posible”. El agua acumulada ha sido tratada para eliminar la mayor parte de sustancias radiactivas y se encuentra almacenada en más de un millar de tanques.
Antes de verter el agua tratada al mar, el operador de la central la diluye para reducir los niveles de tritio a aproximadamente una séptima parte del nivel orientativo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el agua potable. La empresa empezó a verter el agua tratada al mar en agosto del año pasado, de acuerdo con la política aprobada por el Gobierno.
Decenas de residentes de la zona han salido a la calle nuevamente para protestar contra el vertido y han expresado su preocupación por la reciente fuga registrada en la central, así como por los posibles riesgos para la seguridad del país, propenso a catástrofes naturales, según ha recogido la citada agencia.
Este mismo lunes, TEPCO ha declarado que no podrá cumplir el plazo autoimpuesto para finalizar el vertido, por lo que el proceso podría finalizar en mayo, en vez de en marzo, como estaba previsto.