SEMANA: ¿Cómo está actualmente la situación en Venezuela a casi cuatro meses de las elecciones que se terminó robando el régimen de Maduro?
Antonio Ledezma (A.L.): Se mantiene firme la resistencia cívica de los venezolanos. Cuando se les pide a los ciudadanos evidencia de movilización y lucha, vemos algo como lo que se hizo el 28 de julio. Esa fecha representa para nosotros la columna vertebral de esta etapa, porque le dio legitimidad de origen a Edmundo González como presidente electo de los venezolanos.
Marca una diferenciación con el capítulo que protagonizó Juan Guaidó, quien fue designado por los diputados en ese momento. En este caso, hablamos de alguien que recibió el respaldo de casi 8 millones de electores. Al mismo tiempo, también sigue vigente el liderazgo de María Corina Machado, quien encabeza la resistencia dentro del territorio nacional y forma parte de este binomio junto con Edmundo, liderando toda la agenda de trabajo cuyo objetivo, entre otras cosas, es hacer valer lo que se decidió el 28 de julio.
El balance es satisfactorio en el sentido de que se están alineando una serie de factores relacionados con esta etapa. Primero, el triunfo del 28 de julio. En ese ciclo, la batalla por las actas fue una victoria para la democracia porque desmontamos el argumento de Maduro. Cuatro meses después de las elecciones, ni presenta las actas ni reconoce el triunfo de Edmundo González.
Creo que ese es un capítulo cerrado. Seguir pidiendo las actas es caer en el círculo vicioso de Maduro, quien no las presentará porque sabe que está derrotado. La etapa siguiente es la del reconocimiento, y eso es lo que estamos viendo que gana terreno con el pronunciamiento del secretario de Estado en la Cumbre de Río de Janeiro, además de la declaración reciente del señor Borrell como vocero del Consejo de Gobierno de la Unión Europea.
También se está marcando un camino hacia el reconocimiento de Edmundo González. La postura que ha asumido el liderazgo sudamericano, con figuras como Javier Milei, y líderes de izquierda como Gabriel Boric, presidente de Chile, además del peso del presidente Lula en Brasil y las manifestaciones de apoyo de los gobiernos de América Central, van dejando cada día más aislado a Nicolás Maduro. Esto lo obliga a considerar el proyecto de transición ordenada que le propone Edmundo González junto con María Corina Machado.
SEMANA: ¿Usted cree que Edmundo González podrá posicionarse en Venezuela para enero?
A.L.: Esa es la ruta que estamos transitando. Este es un acontecimiento que se construye día a día, porque no es simplemente esperar al 31 de diciembre para desearnos un feliz año o al 6 de enero, día de los Reyes. El 10 de enero es un capítulo más de esta lucha de 25 años. Está inexorablemente conectado con lo que ocurrió el 28 de julio.
Así como el 28 de julio se logró con los comanditos, los testigos de mesa y las primarias realizadas previamente, además de la firmeza de María Corina al mantenerse en la ruta electoral pese a ser inhabilitada arbitrariamente; el 10 de enero se está construyendo desde ahora. Lo está construyendo Edmundo, al hablar recientemente con Borrell en Bruselas, y María Corina, con los contactos diarios que sostiene con liderazgos de todos los municipios de Venezuela. También se construye a través de conversaciones con líderes de distintos continentes. Tengo razones para hablar con un tono muy optimista.
SEMANA: ¿Cómo ven ustedes el nombramiento de Marco Rubio en Estados Unidos, un político que defiende la democracia en Venezuela?
A.L.: Veo un gran compromiso del presidente Donald Trump. Él ha sido abanderado de una propuesta para garantizar la seguridad de los estadounidenses. Trump sabe que desde Venezuela sigue fluyendo cocaína hacia Estados Unidos, lo cual es un factor perturbador para la paz y el desarrollo humano de ese país.
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes ha confirmado que se ha incrementado el tráfico de cocaína desde territorio venezolano hacia Estados Unidos y Europa. Trump fue quien estableció el cerco antinarcóticos, por lo que su postura en este tema está clara.
En segundo lugar, es evidente el entramado entre el régimen de Maduro y el terrorismo internacional. Esto no es una ocurrencia mía; lo ha denunciado la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, con documentos que prueban cómo agentes castristas en Venezuela otorgan pasaportes a miembros del terrorismo internacional.
Además, los organismos de inteligencia de Estados Unidos saben que operan bandas criminales como el Tren de Aragua, que interactúan en las fronteras de Ecuador y Colombia; en Rosario, en Argentina; o en las cárceles de Brasil, y que también tienen vínculos con mafias europeas como la calabresa. Estas bandas tienen un epicentro en Venezuela, y el gobierno de Estados Unidos lo sabe. Por eso confiamos en que el presidente Trump y su equipo apoyen no solo la lucha democrática de los venezolanos, sino también la seguridad de los ciudadanos estadounidenses.
SEMANA: ¿Desde la oposición consideran viable una intervención militar para poner fin a la dictadura de Nicolás Maduro?
A.L.: La gran intervención ya la hizo el pueblo el 28 de julio, y lo hizo sin disparar un solo fusil. Nosotros tenemos los votos, Maduro tiene las armas. Nosotros queremos la paz, mientras que Maduro promueve la guerra.
Lo que esperamos es que la comunidad internacional utilice los recursos legales previstos en los acuerdos y convenios suscritos en la ONU, la OEA y la Unión Europea para defender los derechos humanos de un pueblo que está siendo víctima de una masacre. Lo que hace Maduro en Venezuela es terrorismo de Estado.
SEMANA: ¿Cómo evalúa la labor de Gustavo Petro, quien mantiene cercanía con Nicolás Maduro?
A.L.: El presidente Petro sabe cómo piensan sus colegas de Chile, Uruguay, Paraguay, Argentina, Ecuador, Perú, Panamá, Guatemala, El Salvador, Costa Rica y Brasil. No puede quedarse aislado respaldando a Maduro ni convertirse en su sombrilla protectora.
No se le pide que rompa relaciones, sino que asuma una postura acorde con los principios de buena vecindad y con la realidad venezolana. Somos dos pueblos unidos por ríos, por el mismo sol y por el legado de Simón Bolívar.
Petro sabe que Maduro cometió un fraude y que los problemas en Venezuela se agravarán si insiste en legitimarlo. Debe unirse al llamado de otros líderes para reconocer a Edmundo González como presidente legítimo y exigirle a Maduro que acepte su derrota.