Este viernes un reportaje de la BBC recoge la difícil situación que atraviesa una pareja de jóvenes estadounidenses que, en medio de un viaje a Malta, en Europa, se tuvieron que enfrentar a una complicación en el proceso de gestación de su hija, luego de que el embarazo se viera marcado por un desprendimiento parcial de la placenta, lo que lo hace inviable y pone en riesgo ahora la salud de la madre.
Los protagonistas de la historia son una pareja de jóvenes identificados como Andrea y Jay, quienes han tenido que pasar de la esperanza del nacimiento de su hija, a entrar en un proceso de oración para que el corazón de la pequeña deje de latir y así permitir que los médicos puedan intervenir a la madre para retirar el feto y la placenta poniéndola a salvo, pues dadas las condiciones actuales en las que avanza su (ahora inviable) embarazo, se encuentra en riesgo de padecer una infección que puede convertirse en letal.
Las razones por las que la pareja de jóvenes debe esperar ahora a que el corazón de la bebé, actualmente en la semana 165 de gestación, deje de latir, es que en las circunstancias actuales (mientras la bebé siga viva, pero el embarazo sea inviable) los médicos están maniatados frente a cualquier posibilidad de interrumpir el embarazo, pues la legislación de Malta impide la práctica de abortos en cualquiera de los casos, incluido el riesgo a la vida de la madre.
Por tal razón, y ante un grupo de médicos con imposibilidad de actuar, la pareja de Andrea Prudente y Jay Weeldreyer permanece al interior de una habitación de hospital, esperando la triste, pero ahora necesaria noticia de la muerte fetal, con la esperanza de que esta pueda ocurrir “a tiempo” para que los galenos salven la vida de la madre.
Sin lograr entender la ironía de la situación, según recogen los medios internacionales, el hombre intenta buscar alternativas para que el procedimiento sea aprobado, o para que su pareja logre ser trasladada a un hospital en otro país, donde el procedimiento de interrupción de embarazo, sustentado en el riesgo que este representa para la madre, sea permitido, pues actualmente Andrea se encuentra en riesgo, con la placenta desprendida, sufriendo una fuerte hemorragia e incluso, con el cordón umbilical de su bebé tendiendo del cérvix.
Resignado, el hombre acepta que, aunque el corazón de su hija en gestación aún se encuentra latiendo, ellos ya adelantan el duelo, porque saben que el embarazo no llegará a feliz término.
Los jóvenes aceptan que, aunque quisieran que la bebé lograra sobrevivir, ahora son conscientes de que no será así y, por el contrario, sí claman una oportunidad para que el tiempo no pueda poner ahora también en riesgo la supervivencia de la madre, no obstante, de momento, solo habría dos alternativas, viajar a otro país, o que ocurriera la lamentable muerte de la menor.
Actualmente, si bien el deceso de la niña podría presentarse en cualquier momento, la opción más tangible para la pareja es el traslado a Reino Unido; no obstante, para ello, se requeriría que el seguro de viajes cubriera tal desplazamiento con el riesgo y complejidad que ello representa.
La BBC recoge un caso similar ocurrido en 2017, donde una ciudadana debió ser trasladada a Francia para la práctica del ‘aborto de emergencia’. No obstante, este caso es considerado atípico y poco probable para la mayoría de las habitantes de ese país, quienes llevan décadas clamando porque se pueda flexibilizar la legislación, por lo menos, en procura de la posibilidad de la protección de la vida de las madres, cuando las complicaciones médicas lo requieran.
En Malta, según recogen los medios internacionales, representa una ilegalidad la interrupción de los embarazos, incluso en los casos en los que ya es evidente que el feto no tiene ninguna posibilidad de vivir.
Según detalla la publicación, en ese país el procedimiento indicado es dejar que el cuerpo de la madre expulse por sí mismo el feto inviable, para posteriormente, y en caso de sepsis o emergencia mortal extrema, acceder a la acción de los médicos.
Pese a que los casos en los que se requiere de una interrupción del embarazo son realmente reducidos en Malta, según las estadísticas, la revelación masiva de este preocupante caso, ha llevado a que muchas mujeres de ese país manifiesten su voz de solidaridad, y den el paso a contar sus experiencias y la forma en la que, una eventual flexibilización, podría contribuir a reducir riesgos de muertes de madres con problemas fetales.
Expertos en ese país advierten que esa condición, además de representar un evidente riesgo para la salud de las madres, en tanto impide a los médicos actuar en procura de ellas, también puede traducir en problemas psicológicos, debido al trauma propio de situaciones como la que vive esta pareja de extranjeros.
Pese a que la muerte fetal sería inminente, la angustia y espera de esta pareja se ha extendido ya por varios días.