En Venezuela, el Colegio de Enfermeros de Caracas y varios docentes han pedido en múltiples ocasiones que el gobierno de Nicolás Maduro no aplique la vacuna Abdala en la población, ya que aún la consideran un ‘prototipo’. Esto, a pesar de que en Cuba, país donde se desarrolló el biológico, fue autorizado su uso de emergencia sin contar con la aprobación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aún no se pronuncia al respecto.
Dentro de las declaraciones del Colegio de Enfermeros de Caracas, se alertó a los organismos internacionales que Abdala no tiene verificada su seguridad y eficacia, teniendo en cuenta los planes de que esta sea una de las vacunas que más se le apliquen a la población venezolana. “No podemos seguir permitiendo que los venezolanos se conviertan en conejillos de india”, dijo Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Enfermeras de Caracas”.
La particularidad de la vacuna desarrollada en Cuba es la subunidad proteica que representa una parte de la proteína S del covid-19, que es la base de todas las vacunas contra coronavirus. Esta diferencia hace que la producción, y en general la vacuna, sea mucho más barata con respecto a las demás. Abdala se divide en tres dosis, la segunda se aplica a los 14 días de la primera inyección, y la tercera, a los 28 días. La particularidad de las tres inmunizaciones es debido a la baja inmunidad de cada dosis.
A pesar de la polémica de esta candidata a vacuna, el gobierno venezolano anunció la compra de más de 12 millones de dosis. Sumado a esto, el mismo Nicolás Maduro dijo que actualmente se cuenta con las vacunas suficientes para inmunizar al 20 % de la población del país. Esta aplicación de Abdala, según los estudios hechos en Cuba, sería segura, al tener una efectividad del 92 %.
En Venezuela también se hicieron estudios de esta vacuna con 10 mil personas, pero para el Colegio de Enfermeros en Caracas estos ensayos fueron engañosos, ya que se hicieron diciendo que eran ‘Jornadas de vacunación regionales’, pero la misión médica cubana posteriormente terminó diciendo que era una intervención sanitaria, es decir, un ensayo para la vacuna.
Lo anterior, para quienes protestan, constituye una violación de los derechos de las personas. “No se están respetando los protocolos para someter a las personas a ensayos experimentales, donde la primera obligación es el consentimiento informado”, dijo Ana Rosario Contreras, líder del Colegio de Enfermeros.
También se ha cuestionado mucho que el gobierno venezolano eligiera adquirir esta vacuna, existiendo otras opciones certificadas en el mercado. “Celebramos que en Cuba se pretenda hacer una vacuna. Sin embargo, creemos y estamos convencidos, [de] que, desde hace 6 meses, el mundo tiene una canasta de vacunas”, dijo Contreras, quien recordó que en Venezuela se ha inoculado la china Sinopharm y la Sputnik V, “que están debidamente certificadas por organismos internacionales”, mencionó Contreras en la protesta que lideró frente a la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La polémica también ha llegado por la aplicación de estas vacunas en menores de edad. La Organización Venezolana de Autismo e integrante del Frente Amplio de Mujeres Venezuela Libre, Joana Peñalver, pidió a la OMS, a Unicef y a la oficina de la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos que se detenga el uso de la Abdala en menores de edad y docentes. Ya que según ella, se están violando los derechos de los menores de edad, porque “están violando el derecho a la salud y a una educación segura”.