El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien se posesionó hace cerca de un mes, descarta recibir a sus homólogos extranjeros en la Casa Blanca al menos por “un par de meses”, dijo su secretaria de prensa el martes, subrayando el estricto cumplimiento de los protocolos sanitarios por la covid-19.

“Pasarán un par de meses antes de que el presidente tenga una reunión presencial o invite a un líder extranjero a reunirse en persona aquí en la Casa Blanca”, señaló a periodistas la portavoz de Biden, Jen Psaki.

Biden tampoco prevé viajes al exterior en el futuro cercano.

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el primer líder extranjero en recibir una llamada telefónica de Biden, quien asumió el 20 de enero, generó especulaciones de que se estaba planeando una cumbre en persona para febrero.

“Los dos líderes acordaron reunirse el próximo mes”, dijo la oficina de Trudeau después de la llamada.

Pero Psaki dijo que solo se tiene previsto un encuentro por videoconferencia.

Psaki también indicó que se está discutiendo cómo se realizará el tradicional discurso presidencial sobre el Estado de la Unión, que tiene lugar cada año en el Congreso. Debido a las restricciones para evitar los contagios del virus, “obviamente se verá diferente”, dijo.

Relaciones con Arabia Saudita

De otra parte, se conoció que el presidente Joe Biden quiere “reevaluar” la relación con Arabia Saudita y se comunicará ahora con el rey Salmán en lugar del príncipe heredero Mohamed bin Salmán, el interlocutor de Riad preferido por su predecesor, Donald Trump, indicó este martes la Casa Blanca.

“Hemos dicho claramente desde el principio que vamos a reevaluar nuestra relación con Arabia Saudita”, declaró Jen Psaki, la portavoz de la administración estadounidense.

Cuando le preguntaron por una posible conversación telefónica entre Biden y el príncipe heredero saudí, Psaki respondió que el presidente no tenía previsto hablar con él.

“El homólogo del presidente es el rey Salmán y tendrá un intercambio con él a su debido tiempo”, dijo la portavoz.

Respecto a la relación con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, al que Biden aún no ha llamado casi un mes después de su llegada al poder, Psaki aseguró que el mandatario estadounidense hablaría “pronto” con él.

Arabia Saudita trata de lavar su imagen

Ante la nueva política exterior de Estados Unidos, Arabia Saudita intenta limpiar su imagen, manchada por la represión, liberando a algunos presos políticos y aplacando tensiones con los países rivales de la región.

Las cosas han cambiado en Washington: el expresidente Donald Trump cerró los ojos tras el asesinato de un periodista crítico y el encarcelamiento de disidentes en Arabia Saudita, pero su sucesor –Joe Biden– ha prometido convertir en Estado “paria” al reino saudí por sus violaciones a los derechos humanos.

No obstante, Washington desea, según los analistas, preservar sus relaciones estratégicas con Riad y, al mismo, tiempo reactivar las negociaciones nucleares con Irán, el otro peso pesado de la región y gran rival de Arabia.

Biden descarta recibir a líderes extranjeros en la Casa Blanca por “un par de meses” | Foto: AFP or licensors

Tras haber sellado una reconciliación con el vecino Catar, que puso fin a una larga ruptura, el reino saudí acaba de otorgar la libertad condicional a presos políticos, entre ellos la militante feminista Lujain al Hathlul.

Arabia también busca reducir tensiones con otro regional rival de peso, Turquía, y “bajar la temperatura manteniendo contacto abierto” con el presidente Recep Tayyip Erdogan, según una fuente cercana a los dirigentes saudíes.

“Nueva flexibilidad”

Ante la voluntad de Estados Unidos de negociar con Irán y revisar sus relaciones con Arabia, “los saudíes intentan presentarse como aliados en la resolución de conflictos en la región” según Kristin Diwan, del Arab Gulf States Institute.

Según esta investigadora, tras años de línea dura en aras del “interés nacional”, Arabia muestra una “nueva flexibilidad” ante la administración Biden, que anunció recientemente la suspensión de ventas de armas a este país.

Joe Biden también anunció el fin del apoyo de Estados Unidos a Arabia Saudita en la guerra de Yemen, en la que los saudíes respaldan militarmente a las fuerzas gubernamentales frente a los rebeldes hutíes, cercanos a Irán.

Al referirse a esta guerra, Biden habló de “catástrofe”, pues ha causado la peor crisis humanitaria del mundo, según la ONU.

En fin, la nueva jefa de servicios de inteligencia estadounidense, Avril Haines, se comprometió a publicar un informe confidencial sobre el asesinato en 2018 del periodista saudí Jamal Khashoggi. La CIA ya llegó a la conclusión de que el príncipe heredero Mohamed bin Salman estuvo detrás de este asesinato cometido en el consulado saudí en Estambul.

“Preservar los pilares”

Sin embargo, Washington expresó su apoyo a Riad ante los ataques de los hutíes contra territorio saudí, donde hay una creciente presencia del Ejército de Estados Unidos.

The Wall Street Journal citó en enero proyectos de puertos y bases aéreas en el desierto occidental del reino saudí, que el Ejército estadounidense trata de desarrollar como posiciones utilizables en caso de guerra contra Irán.

“Contrariamente a lo que se esperaba, la administración Biden proseguirá una política de moderación hacia el reino”, constata el analista afín al poder, Ali Shihabi.

Según él, Biden quiere “preservar los pilares” de la relación entre Washington y Arabia Saudita.

La llegada de Joe Biden “ha ayudado mucho y contribuido” a obtener la liberación de Lujain al Hathlul la semana pasada tras casi tres años de prisión, según su hermana Alia al Hathlul. Pero la célebre militante tiene pendiente una condena con suspensión de pena y no puede abandonar el territorio saudí.

Este puñado de liberaciones tiene un carácter “simbólico” para tranquilizar al presidente estadounidense, pero hay muchos otros detenidos que están encerrados en las prisiones del reino, declaró a la AFP un allegado de un saudí encarcelado.

*Con información de la AFP.