El Gobierno talibán de Afganistán abrió debate interno para discutir las durísimas críticas recibidas a su última prohibición de impedir la educación universitaria a las mujeres en ese país y que ha recibido una condena prácticamente unánime de la comunidad internacional, incluyendo a buena parte del mundo islámico.
Fuentes del Ministerio del Interior señalaron al medio Tolo News, que el titular de ese despacho, Sirajudin Haqqani, así como el ministro de Defensa en funciones, Mohamad Yaqub Muyahid, han debatido en privado la posibilidad incluso de revertir la decisión, que fue anunciada esta semana.
Igualmente, se indicó que ambos funcionarios viajarán próximamente a la provincia de Kandahar, hogar del líder supremo del movimiento fundamentalista, Hibatulá Ajunzadá, “para discutir esta cuestión en compañía de líderes religiosos del país”.
Países como Turquía y Arabia Saudí condenaron la decisión de los talibanes que “no es ni islámica ni humana”, de acuerdo con el ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu.
Por su parte, la cancillería saudí, expresó su “asombro y pesar” por la negación de la educación universitaria a las mujeres afganas, una decisión que “ha sorprendido a todos los países islámicos”, incluidos algunos tan próximos a los talibes como Qatar.
Entretanto, los ministros de Relaciones Exteriores del G7 afirmaron que “la persecución de género puede constituir un crimen contra la humanidad”.
“Las políticas de los talibanes diseñadas para borrar a las mujeres de la vida pública tendrán consecuencias en la forma en que nuestros países interaccionan con los talibanes”, añadieron los representantes del Reino Unido, Canadá, Italia, Francia, Alemania, Japón y Estados Unidos, tras una reunión virtual.
Gobierno afgano justifica la decisión
Previamente, en respuesta a las críticas, el ministro de Educación Superior del gobierno talibán, el mulá Neda Mohamed Nadim, pidió a la comunidad internacional que no interfiera en los “asuntos internos” de Afganistán frente a esta medida.
“Les hacemos un llamamiento para que no interfieran en nuestros asuntos internos. Por un lado, piden garantizar los derechos de nuestras hermanas, mientras que por otro imponen restricciones a los musulmanes en el país”, señaló en declaraciones a la cadena RTA divulgadas por Tolo News.
El funcionario justificó la decisión de las autoridades instauradas por los talibanes a que las mujeres llegan de las provincias hacia las universidades sin compañeros masculinos, así como que hay “falta de observancia” en la vestimenta femenina, en relación con la obligatoriedad de llevar el velo.
“Estas estudiantes que iban a la universidad (...) no respetaron las instrucciones sobre el hiyab. El hiyab es obligatorio en el islam”, dijo.
Según el ministro, las niñas que estudiaban en una provincia lejana de su domicilio “no viajaban tampoco con un ‘mahram’, un acompañante masculino adulto”.
“Nuestro honor afgano no permite que una joven musulmana de provincias termine en una provincia lejana sin que la acompañe su padre, hermano o esposo”, declaró.
Una agenda cada vez más rigorista
El 23 de marzo, los talibanes cerraron las escuelas secundarias apenas unas horas después de su esperada reapertura.
En los veinte años de ocupación de las fuerzas internacionales, los sucesivos gobiernos afganos, apoyados por Occidente, permitieron a las niñas ir al colegio y a las mujeres desempeñar empleos.
Ahora, en cambio, las mujeres están excluidas de numerosos empleos públicos o míseramente pagadas por quedarse en casa.
Tampoco pueden viajar sin la compañía de un pariente masculino, y deben cubrirse con un burqa o un hiyab al salir a la calle.
En noviembre, los talibanes les prohibieron igualmente acceder a parques, jardines, gimnasios y baños públicos.
Los islamistas han reanudado además las flagelaciones y ejecuciones públicas de hombres y mujeres.
Protestas
La decisión generó manifestaciones por parte de un grupo de mujeres que desafiaron al régimen islamista y se manifestaron en una calle de Kabul para defender su derecho a la educación.
Algunas mujeres fueron detenidas, aseguró a AFP una manifestante que pidió anonimato. Dos fueron liberadas más tarde, pero otras seguían detenidas, según la misma fuente.
“Derechos para todos o para nadie”, gritaron las manifestantes, según las imágenes de vídeo obtenidas por esa agencia de noticias.
Las protestas de mujeres son cada vez menos frecuentes en Afganistán desde la detención de destacadas activistas a principios de año.
Las participantes corren el riesgo de ser arrestadas, sometidas a violencia y estigmatizadas.
“Las niñas afganas son un pueblo muerto (...) lloran sangre”, declaró Wahida Wahid Durani, estudiante de periodismo en la Universidad de Herat (oeste).
Añadió que “están usando toda su fuerza contra nosotras. Me temo que pronto anunciarán que las mujeres no tienen derecho ni a respirar”.
La decisión fue rechazada además porque hace menos de tres meses, miles de mujeres jóvenes habían superado los exámenes de ingreso a las universidades del país.
* Con información de Europa Press y AFP