Son muchos los que, al oír las alarmantes noticias de los hechos en Israel, pueden decir que no han vivido un solo día sin oír del conflicto que enfrenta a ese país con Palestina.
Se trata, efectivamente, de uno de los enfrentamientos más largos de la historia, y la reciente arremetida de la organización Hamás, la fuerza dominante en la política palestina, seguro dilatará aún más las posibilidades de un pronto acuerdo.
Como se recuerda, tras largos meses de enfrentamientos entre las dos fuerzas, integrantes de Hamás desplegaron el pasado sábado una serie de brutales ataques contra los israelíes, cuyas grandes víctimas han sido los habitantes, mientras disfrutaban de conciertos, actos religiosos o simplemente dormían.
La tierra prometida
Ya se habla de más de 1.000 muertos en el que es considerado el peor embate dentro del conflicto palestino-israelí desde la guerra de Yom Kipur, en 1973.
De hecho, llama la atención que Hamas haya escogido el 7 de octubre para perpetrar su ataque, justo un día después de que se conmemoraran los 50 años del inicio de aquella contienda.
Pero, ¿cuál es la verdadera razón de este conflicto que parece tener un lugar asegurado siempre en las noticias internacionales?
Como lo explicó Antonio Alonso Marcos, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad CEU San Pablo, de Madrid, se puede fijar el antecedente más lejano de esta confrontación en 1917, en plena Primera Guerra Mundial, cuando el Reino Unido firmó la Declaración de Balfour.
En ella, ese país se comprometió a darle un territorio a Israel, que todavía no era un estado como lo es hoy, donde acogería a los judíos dispersos por el mundo.
Sin embargo, esa misma promesa le fue hecha al jerife (descendiente de Mahoma) de La Meca Husayn ibn Alí y que beneficiaría a los árabes oprimidos por el imperio otomano, es decir, los palestinos.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, se profundizaron los esfuerzos por dotar a Israel de un territorio. Tres años después, finalmente, fue proclamado el Estado de Israel, que fue situado en Palestina, que estaba bajo el dominio británico.
Los judíos, que se repartían en comunidades por muchos países, tenían también un hondo arraigo en la zona, como lo declaran los libros de la Biblia.
De acuerdo con una disposición de la ONU, los dos países debían repartirse este territorio.
Región turbulenta
Sin embargo, esta disposición no fue de buen recibo y, el 15 de mayo de 1948, estalló la que los israelíes han llamado guerra de la independencia, luego de que Egipto, Jordania, Siria e Iraq, lo invadieran.
Tal fue el inicio de una serie de conflictos bélicos entre árabes e israelíes que aún persisten.
Al término de la guerra de independencia, las tierras que debían estar en manos de los palestinos habían quedado reducidas a la mitad.
A consecuencia de ello, 750.000 palestinos debieron abandonar el lugar, en lo que ellos mismos bautizaron como la Nakba (la catástrofe).
En 1967 estalló una nueva guerra entre los mismos contrincantes, conocida también como al Guerra de los Seis Días, que marcó la expansión de Israel, dueño ahora de los Altos del Golán, la franja de Gaza, Cisjordania y la península del Sinaí.
Tal es la razón de reclamo palestino de su territorio, concretamente de Cisjordania (que incluye Jerusalén Oriental) y la Franja de Gaza.
El problema de Gaza
En 1973, estalló la guerra del Yom Kipur, por la cual Egipto y Siria pretendían recuperar la península del Sinaí y los Altos del Golán, los cuales Israel les devolvió años después.
En cuanto a Cisjordania, ese país la entregó en virtud de los históricos acuerdos de Oslo, por medio de los cuales la Organización para la Liberación de Palestina, liderada por Yaser Arafat, abandonó la violencia y le reconoció a Israel el derecho de existir. Además, nació la Autoridad Nacional Palestina.
En cuanto a Gaza, Israel la devolvió en 2005, pero mantiene sobre ella un bloqueo por tierra, mar y aire, que restringe la circulación de personas, bienes y servicios. Es allí precisamente donde domina Hamas, la organización islamista que acaba de atacar a Israel.
Hamas no reconoce los acuerdos de Oslo y de ahí su permanente confrontación con los rivales históricos de Palestina.
Cisjordania, por su parte, es gobernada por la Autoridad Nacional Palestina, cuya principal facción, Fatah, no es islámica sino secular.
De acuerdo con los analistas, si Hamas gana el actual conflicto, le ganaría la supremacía a Fatah.