Si bien Estados Unidos venía presentando un nivel alto de inflación durante los últimos meses, debido a los estímulos económicos para salir de la crisis provocada por la covid-19, la escasez de materias primas y la crisis mundial de contenedores, lo cierto es que este miércoles se conoció que en octubre llegó a 6,2 % para los últimos doce meses, el crecimiento más alto desde el año 1990.
Esto representa una mala señal tanto para la Reserva Federal como para la administración Biden, que han buscado fórmulas para evitar que el índice de precios al consumidor siga subiendo, como lo ha venido haciendo recientemente, y que esperaban que la presión alcista se desacelerara para este mes.
Octubre estuvo marcado por el incremento en los precios de los combustibles, y el aumento en los alquileres y de las cadenas de suministros, que están bajo presión por la crisis del transporte mundial. Frente a septiembre, el índice tuvo un avance de 0,9 %, casi cuatro puntos básicos por encima de lo que esperaban los analistas del mercado.
El informe revela que en lo corrido de este año, los precios de la energía han crecido cerca de 30 %; mientras que los precios de los alimentos crecieron, anualmente, 5,9 %.
Como se mencionó, en los últimos doce meses los precios para los consumidores han crecido 6,2 %, el mayor nivel desde los años noventa, aunque la Reserva Federal prevé que la inflación vuelva a niveles de 2 % para finales de 2022; sin embargo, los peligros de la pandemia y la situación global pueden desviar el objetivo de la Fed.
“Ahora está claro que este proceso tomará más tiempo de lo esperado inicialmente, y es probable que el rebasamiento de la inflación empeore antes de mejorar”, afirmaron economistas de Goldman Sachs en declaraciones recogidas por The New York Times.
Este dato puede ser muy importante para los inversionistas y el futuro de la economía de los Estados Unidos, ya que aunque los principales índices de Wall Street, como el Standard & Poor 500, al Nasdaq o el Dow Jones, se mantienen en máximos históricos, los empresarios están muy atentos, pues ahora el balón queda en la cancha de la Fed, que tendrá que tomar decisiones para evitar que la inflación siga subiendo, aunque sea temporalmente.
La economía estadounidense se ralentizó en el tercer trimestre
La Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos informó hace un par de semanas que el PIB de ese país aumentó 2 % en el tercer trimestre de 2021, en comparación con el mismo lapso de 2020.
Hay que mencionar que el mercado esperaba que el PIB creciera por lo menos 2,6 %. En el segundo trimestre, el crecimiento económico había sido de 6,7 %.
La desaceleración de la actividad económica coincidió con el resurgimiento de los casos de coronavirus relacionados con la variante delta en el trimestre de julio a septiembre.
Además, hay que decir que los impactos positivos de los controles de estímulo y otros alivios económicos entregados por el gobierno de Joe Biden a principios de este año también disminuyeron.
Según las autoridades estadounidenses, otro de los factores que influyó en el bajo crecimiento económico de EE. UU. fue la crisis de la cadena de suministros que se vive a nivel mundial, pues esta ha limitado la capacidad de las empresas para mantenerse al día con la demanda de los consumidores.
“La desaceleración del PIB real en el tercer trimestre fue liderada por una desaceleración en el gasto de los consumidores. Un resurgimiento de casos de covid-19 resultó en nuevas restricciones y retrasos en la reapertura de establecimientos en algunas partes del país”, dijo la Oficina de Análisis Económico en su comunicado. “En el tercer trimestre, disminuyeron los pagos de asistencia del gobierno en forma de préstamos condonables a empresas, subvenciones a los gobiernos estatales y locales y beneficios sociales a los hogares”.