Este miércoles, Marina Ovsiannikova, la periodista rusa que se hizo mundialmente conocida por interrumpir un noticiero de su país con una pancarta para rechazar la guerra en Ucrania, sorprendió nuevamente al mundo, luego de que públicamente dio a conocer su rechazo al ofrecimiento elevado por el gobierno de Francia para protegerla, ofreciéndole asilo diplomático, conscientes de los efectos que podría haber tenido su acción en rebeldía contra la administración Putin.
En una entrevista entregada a medios alemanes, Ovsiannikov explicó que más allá de un acto de ingratitud, el rechazo al ofrecimiento del presidente Macron responde a que ella y su familia no quieren dejar su país.
“No quiero dejar nuestro país. Soy una patriota, mi hijo lo es aún más. En ningún caso queremos irnos, no queremos irnos a ningún lado”, advirtió la mujer en declaraciones entregadas a la revista Der Spiegel, y recogidas en una publicación difundida este miércoles, horas después de recobrar su libertad.
El ofrecimiento de asilo
Luego de que el pasado lunes la mujer sorprendiera al mundo al haber irrumpido en el set del medio de comunicación para el que trabaja, motivo por el que autoridades de su país la detuvieron minutos después, la preocupación por su paradero y suerte se hizo mundialmente compartida a través de las redes sociales, impulsando a que incluso el interés por su bienestar fuera acogido por el mismo presidente de Francia, Emmanuel Macron.
En ese momento, el presidente francés se manifestó dispuesto a extenderle un ofrecimiento de “protección consular” a la mujer de 43 años, consciente de los efectos que podría haber tenido su ‘acto de rebeldía’, más aún, luego de que en días pasados, la legislación de Rusia aprobara un paquete de sanciones y castigos contra quien difundiera información que, a los ojos del Kremlin, resultara falsa o que estuviera orientada a generar el descrédito de su Ejército.
Incluso, Macron había manifestado públicamente que estaba dispuesto a manifestar su ofrecimiento, y hacerlo evidente en la próxima reunión telefónica con su homólogo ruso, Vladimir Putin.
El ofrecimiento estaba orientado a brindar protección a Ovsiannikov en su sede diplomática o consular, e incluso, eventualmente, podría prever un desplazamiento a territorio galo.
Ovsiannikov está en libertad, pero el riesgo de cárcel está aún inminente
Aunque el pasado martes se dio a conocer que, tras un interrogatorio de cerca de 14 horas, en el que además dejaron incomunicada a la periodista, esta pudo retomar su libertad después del pago de una multa de 200 dólares, medios internacionales también precisaron que dicha infracción ‘administrativa’ no correspondía a la sanción por el hecho de la pancarta, sino a un episodio precedente, en el que la mujer, a través de las redes sociales había expresado su inconformidad con la ocupación, por lo que el episodio mundialmente conocido, aún era cosa no juzgada, y el riesgo de ir a la cárcel aún es inminente.
Según la más reciente legislación expedida por el Kremlin, la difusión de noticias que se consideran falsas, está sujeta a sanciones muy fuertes, con penas carcelarias de cerca de 15 años, sanción a la que podría estar expuesta la mujer, después de su ‘valiente acto de rebeldía’, al irrumpir con una pancarta para abogar por el fin de la guerra, y en la que se advertía a los televidentes que el establecimiento estaba manipulando la información para difundir una ‘verdad a medias’.
“¡Esto es una guerra contra un pueblo hermano! Nadie que esté bien de la cabeza puede aceptarla”, explicó la mujer, nacida en Odesa, Ucrania, y quien explicó que tiene un especial afecto por los dos países, pues su padre es ucraniano y su madre es rusa.
¿Por qué lo hizo?
La mujer explicó que más allá de un acto de rebeldía, su propósito era ‘pacifista’, advirtiendo que, independientemente de la postura del Gobierno, el pueblo de Rusia sí desea que la guerra desatada se termine pronto.
Según recogen medios internacionales, la mujer explicó que en parte su acto, “quería mostrar que los rusos también están contra esta guerra, algo que mucha gente en Occidente no entiende”, añadiendo que “la mayoría de la gente inteligente y educada de aquí se opone a esta guerra”.
Sobre los medios de comunicación, y los señalamientos que muchas veces se elevan en contra de estos, la mujer explicó que muchos de los que allí laboran “no son propagandistas convencidos”, acusando que, muchos de los periodistas que allí laboraban, incluso, y con ocasión de lo que ha venido sucediendo, han decidido retirarse de su trabajo.
Con información de la AFP.
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