A casi tres meses del inicio de la invasión rusa a Ucrania, Vladimir Putin no ha podido declarar una victoria sobre este país. Si bien se planteó una ofensiva rápida y Putin intentó, en una maniobra relámpago, tomar las ciudades principales y más importantes del país, hasta el día de hoy estos triunfos no son del todo claros.
El exembajador de Chile en Rusia, Pablo Cabrera, dijo a la cadena de noticias CNN que Putin no puede declarar un triunfo sencillamente “porque no ha ganado”. La operación especial de Putin, que tenía como objetivo cambiar el Gobierno en Ucrania -para poner un gobernante prorruso como Lukashenko en Bielorrusia- no ha podido ser concretada.
Muy por el contrario, Ucrania y Occidente han logrado movilizar un fuerte discurso antirruso en el que la figura de Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, ha tenido un rol central. Así, con una imagen rusa debilitada y la imagen de Zelenski fortalecida, un cambio en el Gobierno se hace cada vez más improbable.
El rol que ha tenido la propaganda para lograr esto es fundamental. Zelenski ha aprovechado, de manera inteligente, la plataforma abierta por las redes sociales, pero también por los grandes medios internacionales que han dado una gran visibilidad al presidente y su cruzada antirrusa. Así, en una gigantesca campaña de medios, Zelenski ha logrado movilizar un fuerte discurso que se opone no solo a la invasión, sino también a la figura de Vladimir Putin.
Este fracaso militar parcial en Ucrania también está relacionado con los graves problemas logísticos a los que se tuvo que enfrentar el gobierno Putin durante la invasión. Ejemplo de esto es que, en el intento por invadir Kiev, grandes filas de vehículos se quedaron sin gasolina ni suministros por varios días.
A esto se suma el estado de los equipamientos y rusos y la poca preparación de sus soldados, muchos de los cuales no estaban listos para una ofensiva a gran escala ni tampoco para una resistencia tan fuerte de parte de los ucranianos.
Ucrania ha logrado, además, organizar una defensa en la que los soldados que luchan contra Rusia, lo hacen para defender a su país de un agresor externo que acabó con la tranquilidad en la que vivían. Así, durante los meses de combate -y sumado al fuerte liderazgo de Zelenski- la moral de los combatientes ucranianos se ha mantenido alta.
Para Cabrera, la estrategia comunicativa de Putin, a diferencia de la de Zelenski, no ha sido muy efectiva. Esta se ha centrado, principalmente, en defender y justificar su invasión a Ucrania, sin lograr convencer al mundo de su importancia política y geoestratégica para los rusos.
Es por esto que ahora, el discurso y el ambiente internacional -en ambos bandos- se encuentra más centrado en promover la paz que en continuar la guerra.
La guerra en Ucrania ha generado una grave crisis humanitaria para los países europeos que, teniendo en cuenta las crisis migratorias que enfrentaron en años pasados por los conflictos en Medio Oriente, no quieren pasar nuevamente por graves situaciones de inestabilidad migratoria y económica.
Sumado a esto, Europa -y esto incluye a Putin- debe empezar a pensar en la reconstrucción de las ciudades destruidas en Ucrania. Por un lado, Occidente debe pensar en la financiación de la reconstrucción de las ciudades proccidentales y más cercanas a Kiev, por ejemplo, mientras que Rusia debe pensar en los costos de reconstruir las ciudades ubicadas al este como Mariúpol, que se encuentran parcialmente destruidas y bajo su control.
En este escenario, resalta el exembajador, los esfuerzos diplomáticos que permitan una desescalada de la guerra van a ser centrales. Esto quiere decir, en pocas palabras, que una salida completamente militar al conflicto es cada vez más difícil.