Con su aspiración a convertirse en el candidato del Partido Demócrata a las elecciones presidenciales de 2024, Robert Kennedy Jr. quiere que su apellido vuelva a brillar como el más poderoso de Estados Unidos, tal como sucedió en la época más brillante, pero también más borrascosa de la dinastía.
En 1961, su tío John F. Kennedy, asumió la Presidencia y empezó lo que se conoce como Camelot, un período marcado por la juventud y dinamismo del presidente, quien conformaba una pareja mítica con su glamurosa esposa, Jacqueline Kennedy Bouvier, quizá la primera dama más famosa de la historia, o al menos la que redefinió el papel de las compañeras de los presidentes.
Para mayor orgullo de la familia, su hermano menor, Robert F. Kennedy, Bobby, era el fiscal general de Estados Unidos, aunque era acusado junto con su hermano, el presidente, de tratos con la mafia. Sin embargo, esto nunca ha sido comprobado en un tribunal.
Todo ese poderío de los Kennedy se desplomó como un castillo de naipes en 1963, cuando el presidente fue asesinado en una calle de Dallas, Texas. Para rematar la desgracia, en 1968 Robert moría también abaleado por un criminal.
Luego, el hermano que quedaba, Edward, no pudo alcanzar la Presidencia.
Desde entonces, los Kennedy fueron perdiendo terreno en la escena política y más bien han sido noticia por escándalos de drogas, trifulcas familiares y desgracias como la de John F. Kennedy Jr. más conocido como John-John, quien murió en un accidente aéreo en 1999 junto con su esposa y su cuñada en el avión que él mismo pilotaba.
Robert Kennedy Jr., el hijo de Bobbie, es el primer miembro de la familia con una aspiración política tan importante en años, pero, para sus críticos, los métodos que está usando para ganarse a la opinión pública podrían no ser los mejores.
Para la muestra, su reciente participación en el programa de Joe Rogan, en el cual hizo afirmaciones consideradas por algunos como temerarias y de locos.
La primera tuvo que ver con el eterno tema del asesinato no resuelto de su tío, el presidente.
Como se recuerda, las autoridades concluyeron que Lee Harvey Oswald, el francotirador que acabó con la vida del mandatario, actuó solo y no hizo parte de ninguna conspiración.
Sin embargo, casi no hay persona en el mundo que no lo ponga en duda.
Entre ellos está su propio sobrino, hoy aspirante a ser uno de sus sucesores en la Casa Blanca.
Cuando Rogan le picó la lengua al respecto, no se inhibió para nada.
“¿Qué cree que pasa cuando se asume la Presidencia? Sobre todo, como es su caso, si el nuevo presidente habla de tu tío asesinado y cree que lo hicieron las agencias de inteligencia. ¿Qué cree que le pase a usted?”, lo interrogó el periodista, refiriéndose a la CIA.
En respuesta, el aspirante demócrata fue contundente: “Bueno, tengo que tener cuidado. Soy consciente de eso, soy consciente del peligro. No vivo con miedo para nada. Pero no soy estúpido al respecto y tomo precauciones”.
En fin, el hijo de Bobbie corroboró que es otro que se acoge a las teorías de conspiración según las cuales la CIA urdió la muerte del popular mandatario.
Kennedy no solo en esos temas tiene ideas extravagantes, sino que también se ha dado a conocer por sostener que las vacunas causan autismo.
En el terreno político, ¿cuáles son sus reales posibilidades de llegar a la Casa Blanca?
Para los analistas, el Partido Demócrata ya tomó su decisión de que el aspirante sea Joe Biden y nunca en la historia se ha visto que un presidente en el poder sea desbancado por otro candidato de su colectividad para las primarias.
Lo que sí se ha visto es que un elemento como Kennedy, que tiene 20 % de favorabilidad, pueda hacerle daño al presidente candidato, al mostrar las vulnerabilidades de su colectividad a sus eternos contendores, los republicanos.
La mejor muestra también está en la familia: Edward Kennedy, el tío de Robert Kennedy Jr., fue uno de los causantes de la derrota del presidente Jimmy Carter, cuando persiguió la nominación demócrata en 1980.