Una de las situaciones preocupantes que ha levantado la guerra en Europa desde su inicio ha sido el aumento del precio de algunos alimentos, así como un desabastecimiento debido al bloqueo de exportaciones provenientes de Ucrania, tras la presencia de ejército ruso en los grandes puertos de este país.
Sin embargo, al continuar con la grave situación no solo por los estragos de la guerra, sino también por el incremento en el precio de los fertilizantes, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) ya ha venido alertando sobre la subida del precio del arroz, un cereal vital para la alimentación de millones de personas a nivel mundial.
Los gráficos y datos de la FAO indican que desde diciembre de 2021 el precio del arroz ha venido aumentando, y aunque no ha llegado a máximos comparados con el año anterior, cuando la pandemia afectó los precios de la canasta familiar, se estimaba que una vez volvieran las cadenas de producción y distribución a niveles prepandémicos, los costos bajarían nuevamente, pero la nueva coyuntura estaría haciendo que se afecten nuevamente los costos para este cereal al consumidor final.
“Necesitamos monitorear los precios del arroz en el futuro, porque el aumento de los precios del trigo podría conducir a alguna sustitución por el arroz, aumentando la demanda y reduciendo las existencias existentes”, expresó Sonal Varma, economista jefe del banco japonés Nomura para la cadena estadounidense CNBC, alertando sobre una próxima subida de este cereal.
Otra de las medidas que alertan a algunos países es que se opte por impedir las exportaciones del arroz con el objetivo de proveer para sus propios límites nacionales, una medida que terminaría por afectar aún más aquellos Estados que no producen los alimentos. Ante esto, expertos internacionales han afirmado que sería mejor una subida de precio que las prohibiciones de exportación.
“Realmente deberíamos diferenciar entre un aumento de precios que compense los costos más altos y beneficie a los agricultores (y los ayude a producir), que una prohibición de exportación”, explicó para el medio citado David Laborde, investigador principal del Instituto Internacional de Investigación de Políticas Alimentarias, asegurando que a pesar del aumento de precios a nivel mundial, se estaría ofreciendo el producto para aquellos que no lo producen.
“Los países más pobres pagarán más, por menos”: FAO
Los países importadores de alimentos pagarán más, pero recibirán menos en 2022, debido a la guerra en Ucrania. La FAO explicó que “es preocupante que muchos países vulnerables paguen más, pero reciban menos alimentos”, en su informe Perspectivas alimentarias.
Y agregó: “El costo mundial de las importaciones de alimentos aumentará en 51.000 millones de dólares con respecto a 2021, de los cuales 49.000 millones se deben únicamente al aumento de los precios”, haciendo énfasis en las crisis alimentarias debido al alza de los precios de cereales y fertilizantes.
Este aumento de la factura se explica en primer lugar por “la subida de los precios y los costos del transporte y no por el aumento de los volúmenes”, subrayó.
En 2022, de hecho, “la producción mundial de los principales cereales disminuirá por primera vez en cuatro años” y su uso mundial también “registrará un descenso por primera vez en 20 años”, apuntó el organismo.
La producción mundial de trigo, por ejemplo, disminuirá a 771 millones de toneladas, según la FAO. La agencia de la ONU resalta un contexto tenso, con cosechas inciertas debido a la guerra en Ucrania o incluso a sequías, como la que tiene lugar en la India o en Argentina, este último es el octavo productor de trigo a nivel mundo, e informó también que su superficie sembrada con trigo será de 6,2 millones de hectáreas, la menor de los últimos 12 años.
La FAO precisó, sin embargo, que el consumo humano directo de cereales “no se verá afectado”, ya que el descenso de las exportaciones “provendrá de la disminución del empleo de trigo, cereales secundarios y arroz para la alimentación animal”.