Comentarios misóginos contra una destacada diputada de la oposición británica, repetidos en un artículo de un diario sensacionalista, provocaron indignación el lunes en el Reino Unido, cuyo primer ministro Boris Johnson amenazó incluso con represalias contra las fuentes anónimas del periodista.
Fue un artículo publicado por el Mail on Sunday el pasado domingo el que causó la indignación: afirmaba que algunos diputados conservadores comparaban a su compañera laborista Angela Rayner con la actriz Sharon Stone en la película “Instinto básico”, acusándola de distraer a Johnson cruzando y descruzando las piernas en el Parlamento.
Rayner, de 41 años, número dos del Partido Laborista, principal fuerza de oposición, reemplaza regularmente a su líder durante las sesiones parlamentarias de control al gobierno, dando lugar a agitados intercambios verbales con el primer ministro.
El artículo del Mail on Sunday citaba a un diputado anónimo según el cual Rayner “no puede competir” con las habilidades oratorias de Johnson “pero ella tiene otras habilidades de las que él carece”.
La describe así como “una abuela socialista que dejó la escuela a los 16 años cuando estaba embarazada y no tenía ninguna cualificación antes de convertirse en trabajadora social”, en contraposición a Johnson, de 57 años, que asistió al elitista Eton College para estudiar después en la prestigiosa Universidad de Oxford.
Rayner denunció en Twitter el “periodismo de alcantarilla” y subrayó que “en política, las mujeres se enfrentan al sexismo y la misoginia todos los días”.
El lunes, la IPSO (Independent Press Standards Organisation), organismo regulador de la prensa británica, anunció haber recibido numerosas quejas.
El artículo provocó reacciones de indignación en todos los ámbitos del espectro político y Johnson lamentó “la misoginia dirigida anónimamente” contra Rayner. Su portavoz informó el lunes que el líder conservador había contactado directamente a la diputada opositora para mostrarle su apoyo.
“No hay lugar para la misoginia en el parlamento. Estos comentarios son inaceptables”, subrayó el portavoz del primer ministro. Johnson advirtió que habría represalias si se identificaba a los autores de los comentarios sexistas, que calificó de “totalmente intolerables”.
Por su parte, el número uno del Partido Laborista, Keir Starmer, denunció que con estos ataques el Partido Conservador había caído “aún más bajo”.
También el presidente de la Cámara de los Comunes, Lindsay Hoyle, condenó los “comentarios degradantes y ofensivos sobre las mujeres en el parlamento”, considerando que “sólo pueden disuadir a las mujeres que podrían considerar presentarse a las elecciones, en detrimento de todos”.
No es la primera vez que se produce un escandalo por misoginia en la política del Reino Unido. Hace unos meses, en medio de la crisis generada por el “Partygate”, fue publicado un polémico libro sobre la esposa del primer ministro, Carrie Johnson.
En el libro se argumenta que Carrie es una “mala influencia” para el primer ministro. Se la acusa, no solamente de impulsar temas personales en la agenda del premier británico, sino de llevarlo a tomar malas e irracionales decisiones de gobierno.
El libro acusaba a Carrie de ser la artífice detrás de las fiestas realizadas durante el confinamiento en Inglaterra y que por poco le cuestan el puesto a Boris Johnson.
En su momento, las declaraciones fueron tachadas como misóginas y machistas. Las acusaciones en contra de su esposa también fueron tajantemente rechazadas por el primer ministro, que ha asumido la responsabilidad de las fiestas durante el confinamiento.
Sin embargo, lo que más sorprende del caso de Carrie, es que el libro fue escrito por un político conservador, el mismo partido del premier. Este artículo aumentó las sospechas alrededor de un posible complot al interior del partido conservador para disputarle el liderazgo a Boris Johnson.
*Con información de la AFP.