Japón se encuentra en una encrucijada que podría afectar a cientos de personas en los próximos meses, se trata del vertimiento en el mar del agua de una de las plantas siniestradas tras la catástrofe nuclear de Fukushima provocada por un tsunami hace 12 años.
El mundo tiene en la lupa esta acción que ha decidido tomar el gobierno Nipón, la cual podría afectar a miles de ciudadanos que trabajan como pescadores y dependen de este sustento para alimentar a sus familias.
Por su parte, el operador de la central, TEPCO, dijo que el agua fue filtrada para extraer los elementos radioactivos y considera que el vertido es seguro y necesario, pero hay oposición interna y a nivel internacional.
Según datos emitidos por las autoridades japonesas, la planta produce 100.000 litros de agua contaminada que es filtrada para extraer los radionucleidos o radioisótopos (átomos con exceso de energía nuclear), esto representa un 96 % de la capacidad de almacenamiento en el lugar, es decir 1,32 millones de toneladas de agua tratada en almacenaje.
Por su parte, el Gobierno de Japón ha estimado que la liberación de aguas contaminadas de la planta de energía nuclear de Fukushima, se realizará “alrededor de esta primavera o verano”, doce años después del desastre provocado por un terremoto y un tsunami.
El Ejecutivo nipón ha realizado este comentario después de realizar una reunión ministerial en la residencia oficial del primer ministro, Fumio Kishida, en la que se ha valorado el tiempo requerido para la construcción de un túnel submarino que liberaría las aguas, según ha informado la cadena NHK.
Esta medida alarga el plan inicial de la Compañía Eléctrica Tokyo Power (Tepco), que apuntaba como objetivo iniciar las labores de expulsión de aguas en la primavera de este año, después de filtrarlas con la intención de diluirlas en agua salada y echarlas al mar.
TEPCO afirma que tiene varios sistemas de filtrado que permiten eliminar la mayoría de los 62 elementos radioactivos presentes en el agua, incluyendo el cesio y el estroncio, pero el tritio no ha podido ser retirado con las tecnologías existentes.
Como una medida de tranquilidad por parte de los expertos, se han reseñado estudios que indican que el tritio solo es perjudicial para la salud humana en altas concentraciones.
Por su parte, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que supervisa la operación, dijo que el vertido cumple los estándares internacionales y que no va a provocar daños al medioambiente.
El Gobierno ha revisado este plan y ha establecido uno nuevo con 50 mil millones de yenes (euros), que incluye ayudas para los pescadores afectados, así como pagos de compensación y mayor información sobre las medidas adoptadas, según ha informado la agencia de noticias Kyodo.
La Comisión Regulatoria para la Energía Atómica de Japón aprobó en julio del año pasado un plan para verter en el océano Pacífico el agua procedente de la central nuclear de Fukushima Daiichi, que había sido utilizada para enfriar los reactores tras el desastre nuclear de 2011 y que se encuentra almacenada en grandes tanques de la planta.
El operador de la planta está construyendo más centros de filtrado en la costa y una tubería submarina de un kilómetro para liberar agua tratada en un plazo de varias décadas. “No planeamos liberar toda el agua de una vez, máximo van a ser 500 toneladas en un día”, indicó a la AFP Kenichi Takahar, un representante de TEPCO.
La cadena de acontecimientos que se produjo el 11 de marzo de 2011 al mediodía a raíz de un intenso terremoto de magnitud 9 en la escala Richter, dejó cerca de 18.000 muertos y puso en tela de juicio la seguridad de la energía nuclear.
A pesar de que el sistema de seguridad de la planta respondió adecuadamente tras el seísmo (al contrario de lo que sucedió en Chernóbil en 1986), las olas de unos quince metros de altura golpearon la central y provocaron inundaciones que llevaron a tres fusiones nucleares y a la liberación de grandes cantidades de contaminación radiactiva.
Con información de AFP y Europa Press*