La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, adelantó este lunes que no acudirá a la toma de posesión de Nicolás Maduro el próximo 10 de enero en Caracas y sí lo hará un representante, o bien el embajador en Venezuela, Leopoldo de Gyvés.
“Va a ir una representación o el propio embajador que está en Venezuela”, respondió la mandataria mexicana cuando se le consultó por la presencia mexicana en la toma de Maduro, a quien una parte de la comunidad internacional insta a reconocer el supuesto triunfo de Edmundo González en las elecciones.
Hace apenas unos días la propia Sheinbaum reveló que no habían recibido invitación entonces para asistir a la ceremonia el 10 de enero, fecha en la que el opositor González, ahora bajo asilo en España, también pretende tomar posesión.
A diferencia de otros líderes de la región, como Gustavo Petro en Colombia y Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, quienes han instado a las partes en Venezuela a hacer públicas las actas electorales, Sheinbaum defendió la postura históricamente neutral de México de no interferir en los asuntos de otros países.
Por su parte, el expresidente del Gobierno, el socialista Felipe González, reclamó al Ejecutivo de Pedro Sánchez que lidere una iniciativa europea para reconocer a Edmundo González como presidente de Venezuela y también que facilite su regreso al país para la toma de posesión prevista para el 10 de enero.
Así, solicitó al Ejecutivo que igual que le dio refugio en España, le faciliten la vuelta a Caracas, ya que esa es su decisión, según indicó en un desayuno informativo organizado por el Foro Nueva Economía en el que ha presentado al propio González Urrutia.
“Que España diga que Edmundo González es el presidente de Venezuela electo y está a su disposición para ofrecerle los medios necesarios para que sea eficaz su oferta de pactar una transición después de reconocer el resultado”, dijo.
Entre los países que apoyan a Maduro y han mostrado su respaldo tras las elecciones se encuentra Rusia que ha sido un importante aliado, brindando apoyo económico, militar y diplomático a través de acuerdos energéticos y préstamos.
Aunque no lo respalda abiertamente en términos políticos, China mantiene una relación económica estratégica, invirtiendo en infraestructura y petróleo.
Por su parte, Cuba es uno de los aliados más cercanos, ofreciendo apoyo en seguridad e inteligencia a cambio de petróleo venezolano.
Aunque algunos de estos apoyos son explícitos, en otros casos el respaldo se limita a mantener relaciones bilaterales estratégicas o comerciales sin un alineamiento político abierto.