El presidente turco Recep Tayyip Erdoğan, que visitará Kiev el jueves, quiere aprovechar la pertenencia a la OTAN y su relación con Vladímir Putin para romper su aislamiento y evitar un conflicto que puede debilitar a su país y sus opciones de reelección.
Una mediación exitosa podría servir para recuperar el prestigio de Ankara en el seno de la OTAN y ante Estados Unidos, con quienes mantienen relaciones tensas tras la adquisición, por parte de Turquía, de un sistema de defensa ruso, pese a su pertinencia en la Alianza.
“Es la ocasión para que Turquía gane prestigio y salga de su aislamiento en el seno de la OTAN”, explica a AFP Asli Aydintasbas, investigadora del Consejo Europeo de Relaciones Internacionales (ECFR), en un momento en que Washington y sus aliados intensifican sus esfuerzos para disuadir a Rusia de invadir Ucrania.
“Ankara también aprovechará para intentar arreglar su relación con Washington”, añade la experta, señalando que Erdoğan puede contar con su “relación única con Putin, marcada por la rivalidad y la cooperación, lo que le permite respaldar a facciones opuestas en Libia, el Cáucaso y en Siria” sin ir directo al conflicto.
“Un hombre de verdad”
Esta relación entre los dos líderes pendió de un hilo en 2015, cuando la aviación turca abatió un caza ruso en la frontera entre Turquía y Siria, generando una crisis sin precedentes entre Ankara y Moscú.
Pero los vínculos se estrecharon nuevamente tras el golpe de Estado fallido de julio de 2016 en Turquía. Putin fue el primer dirigente extranjero en llamar a Erdoğan en esa misma noche, mientras que la mayoría de líderes occidentales esperó varios días antes de hacerlo. Este largo silencio sirvió, indirectamente, para acercar a los dos dirigentes, juzgan los analistas.
“Es alguien que mantiene sus promesas, un hombre de verdad”, dijo Putin sobre su homólogo turco tras la guerra de Nagorno Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán a finales de 2020.
Según Abdurrahman Babacan, profesor de la universidad Medipol de Estambul, los dos dirigentes tienen la característica común de “jugar con las cartas sobre de la mesa” y ven la “cooperación (entre ellos) como algo más beneficioso que el conflicto”.
Drones turcos en Ucrania
Ucrania es uno de los temas en los que discrepan. Ankara, que respalda el ingreso de Kiev en la OTAN, se opuso vivamente a la anexión de Crimea por Rusia en 2014 para proteger a la minoría tártara turcófona.
Y la tensión fue en aumento con esta nueva crisis, durante la que Putin reprochó a su homólogo turco de haber enviado a Kiev drones que las tropas ucranianas usan contra los separatistas prorrusos en el este del país.
El principal representante de los separatistas prorrusos reclamó la semana pasada armas a Moscú para resistir ante el Ejército ucraniano. “Necesitamos hacer frente a los Bayraktar”, el nombre de los drones turcos, dijo Denis Pouchiline. Durante el conflicto de Nagorno Karabaj, los drones suministrados por Turquía a Azerbaiyán tuvieron un papel decisivo en su victoria sobre Armenia.
“En el combate asimétrico que enfrenta el Ejército ucraniano con las fuerzas del Donbás, algunos (Bayraktar) TB2 pueden hacer que la balanza se incline. Pero en caso de invasión rusa, el TB2 no supondrá ninguna diferencia”, señala Aaron Stein, director del programa de Oriente Medio del Foreign Policy Research Institute (FPRI). Pero los expertos consideran que el uso de drones turcos por parte de Kiev puede atizar las tensiones entre Ankara y Moscú.
“Boicot ruso”
“Si Turquía decide aumentar la tensión, Rusia puede replicar ejerciendo una presión en Siria (sobre soldados turcos y sus aliados) o decidir sanciones económicas”, advierte Dimitar Bechev, investigador de la Universidad de Oxford.
“La economía turca no puede permitirse un boicot turístico ruso” como el que decretó Moscú en 2015, tras el incidente con el caza en Siria, afirma Anthony Skinner, analista independiente y experto de Turquía. El contexto es delicado para Erdoğan, con elecciones presidenciales previstas para junio de 2023.
En este contexto, “Erdoğan no quiere avivar la cólera de Putin”, señala Soner Cagaptay, del Washington Institute of Near East Policy, para quien el líder turco “está completamente centrado en la victoria en 2023″. “Una intervención (militar) rusa exacerbaría las dificultades económicas turcas, haciendo por ejemplo subir el precio del petróleo”, ahonda Aaron Stein.
Con información de la AFP.