Centenares de personas se reunieron el lunes en París en una marcha en homenaje a los kurdos asesinados el viernes cerca de un centro cultural kurdo por un francés que reivindica su “racismo” y quien compareció este lunes ante un juez de instrucción.
El sospechoso, un jubilado de 69 años, mató en el centro de París a tres personas: Emine Kara, responsable del Movimiento de mujeres kurdas en Francia, y a dos hombres, entre ellos el artista y refugiado político Mir Perwer.
Tres hombres resultaron heridos, uno de ellos de gravedad, pero su vida no corre peligro y otro salió del hospital. Cinco de las seis víctimas son de nacionalidad turca, la última francesa.
El ataque del viernes conmovió a la comunidad kurda, que denunció un acto “terrorista” y acusó a Turquía.
Este lunes pequeños altares fueron erigidos en la acera donde murieron las tres víctimas, sobre los que fueron puestos sus fotografías, velas y ramos de flores, constató una periodista de AFP.
Un cortejo se dirigió hacia otra calle del mismo barrio donde tres militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) murieron el 9 de enero de 2013 en un caso que aún no ha sido resuelto. Los manifestantes gritaban en kurdo “Nuestros mártires no mueren” y en francés “Mujeres, vida, libertad”.
El acusado había sido trasladado el sábado a una dependencia psiquiátrica de la policía. Desde el ataque, la pista del crimen racista prevalece.
Tras su arresto poco después de los hechos, el presunto asesino afirmó a los agentes de seguridad que había actuado así por ser “racista”.
Durante su detención, el hombre reconoció que sentía “odio a los extranjeros que se volvió completamente patológico” desde un robo del que resultó víctima en 2016, indicó la fiscal de París, Laure Beccuau, en un comunicado.
El presunto asesino indicó que compró hace cuatro años el arma a un miembro del club de tiro al que perteneció. La escondió en casa de sus padres y aseguró que nunca la había usado antes.
Ya condenado en 2017 por llevar armas prohibidas y en junio pasado por utilizarlas contra ladrones, fue acusado en diciembre de 2021 por violencia, con premeditación y de carácter racista.
Cinco de las seis víctimas tenían nacionalidad turca; la otra, francesa.
Según el ministerio público, el supuesto asesino señaló “con rencor ‘a todos los migrantes’”, y explicó que “atacó a víctimas que no conocía”, especialmente a kurdos “por haber constituido prisioneros en su lucha contra Dáesh (acrónimo en árabe de la organización yihadista Estado Islámico) en lugar de matarlos”.
El sospechoso tenía “la intención de utilizar todas las armas y suicidarse con la última bala”, pero fue impedido por varias personas en una peluquería antes de ser arrestado por la policía.
Los primeros elementos obtenidos durante un registro en la casa de sus padres, entre ellos un ordenador y un teléfono móvil, no permitieron establecer “ningún vínculo con alguna ideología extremista”, según la fiscal.
El sospechoso se describió como una persona “depresiva” y con tendencias “suicidas”, añadió. También aseguró que “siempre” había tenido ganas de “asesinar a migrantes, a extranjeros, desde el hurto”.
El viernes por la mañana, acudió a la ciudad de Saint-Denis, en la periferia norte de París, con un arma, “una pistola automática Colt 45 de calibre 11,43″. Finalmente, “renunció (...) porque había poca gente y por la ropa con la que iba vestido, que le impedía recargar fácilmente su arma”, indicó la institución judicial.
*Con información de AFP.