Lincoln, un felino de color naranja con residencia en Hornsea, Reino Unido, desencadenó la cohesión vecinal tras la decisión de la gerencia de una tienda de vetarle el acceso por motivos de higiene. Durante los últimos tres años, el animal ha permanecido sentado en la entrada del establecimiento, dando la bienvenida a los clientes y alcanzando tal renombre que su situación ha llegado a esferas políticas.
En diversas ocasiones, los compradores han amenazado con boicotear la tienda, considerando inaudito que la administración haya prohibido la entrada al felino después de que ya se había establecido en el lugar. La presencia del gato Lincoln es percibida como crucial por las personas que pasan por el sitio, quienes consideran que el simple gesto de ser recibidos por él en la entrada transforma su experiencia de compra.
Este gato atigrado muestra una atracción por el olor del abono y diariamente se dirigía a la tienda para reposar sobre las bolsas de este producto para plantas. Aunque es un animal doméstico, Lincoln prefiere pasar la mayor parte de su tiempo en el establecimiento comercial donde se había convertido parte de la normalidad del sitio, donde los clientes ya le habían tomado mucho cariño.
Lorraine Clarke, la propietaria del felino, reveló en una entrevista con el periódico británico The Mirror que su mascota goza de gran fama en otros países, habiendo viajado personas desde Australia y Nueva Zelanda hasta Hornsea para conocer a Lincoln. Clarke señaló que incluso una mujer proveniente de Nottingham viajó recientemente para encontrarse con el felino, quien cuenta con admiradores a nivel mundial y tiene su propio calendario benéfico para gatos.
A pesar de la persistente postura de la tienda de no dar la bienvenida al animal, incluso amenazando con expulsarlo si lo encuentran dentro, la dueña de Lincoln sostiene que no se le puede decir a un gato qué hacer y qué no. Indicó que el felino nunca ingresa a la tienda, limitándose a la entrada en una vía pública, donde algunos empleados, que lo aprecian mucho, lo dejan permanecer a pesar de la prohibición.
Graham Stuart, el diputado local, se involucró en el caso del gato, iniciando una campaña llamada “Justicia para Lincoln” y enviando una carta al director general de Tesco solicitando que se permita la presencia del felino alrededor de las instalaciones. Stuart expresó su desacuerdo con la retirada de Lincoln de su posición en Tesco en Hornsea, argumentando que no está causando daño a nadie y que aporta alegría a la comunidad.
La petición lanzada por Stuart ha recibido el respaldo de más de 500 personas de todo el lugar, en el cual todas pidiendo el retorno del felino a su lugar habitual. Cuando la familia Clarke visita la tienda para realizar sus compras, varias personas se acercan para preguntarles por su mascota, a lo cual responden que se encuentra bien, así como manifiestan su indignación por el insólito veto contra el animal.
Con el objetivo de evitar problemas con las demás personas, los dueños de Lincoln le colocaron un rastreador GPS en su collar para tener siempre presente su localización. Tras ser expulsado de la tienda donde residía, el gato ahora se queda cerca de una carpa de primeros auxilios, comprendiendo que, desde ahora, se metería en problemas si se acercara a las bolsas de abono de la tienda.