Los opositores al certificado de vacunación llegaron a París este sábado, después de que miles de personas acamparan toda la noche a las puertas de la ciudad, donde la policía tiene un amplio despliegue de seguridad.
Esta movilización reúne a opositores de la gestión anticovid del presidente francés, Emmanuel Macron, y a “chalecos amarillos”, y se inspira en la protesta que paraliza la capital de Canadá, Ottawa, en contra de las reglas de vacunación por la pandemia.
Centenares de vehículos, autocaravanas y camionetas salidos de Lille (norte), Estrasburgo (este) o Châteaubourg (oeste) iniciaron el viernes su desplazamiento para llegar a París y pasaron la noche acampando cerca de la ciudad.
Cientos de vehículos lograron penetrar en la mañana del sábado en el anillo de circunvalación de París, donde la policía comenzó a multar a las personas por participar en una manifestación no autorizada, informó la prefectura de policía. Casi 7.200 policías y gendarmes fueron desplegados, según las autoridades.
La Policía desplegó gases lacrimógenos contra algunos de ellos en la avenida de los Campos Elíseos, quienes afectaron la movilidad ondeando banderas en la zona cercana al monumento del Arco del Triunfo.
En las calles parisinas también se movilizaron vehículos blindados de la gendarmería, algo que no ocurría desde las manifestaciones de los “chalecos amarillos” a finales de 2018.
El primer ministro Jean Castex prometió ser inflexible ante este movimiento. “Si bloquean la circulación o intentan bloquear la capital, hay que ser muy firme”, insistió en la cadena de televisión France 2 el viernes.
Entre los mensajes difundidos por los organizadores de la protesta hay consignas de llegar a los emblemáticos Campos Elíseos, una de las principales arterias de la capital. En la mañana del sábado, algunos vehículos y camiones de los manifestantes circulaban por la avenida en calma, constató un periodista de la AFP.
“El momento es importante, esto es algo pacífico. No vinimos acá para romper nada”, le declaró a un periodista de la AFP una persona de unos 40 años que habló bajo condición de anonimato, en una concentración en Fontainebleau, a unos 70 kilómetros de París.
Este artesano independiente llegó desde una localidad cercana a Roanne, en el centro de Francia, acompañado por su pareja, una óptica que está desempleada por su oposición a la vacunación.
La pareja quiere denunciar las restricciones sanitarias, pero también protestar contra la “baja del poder adquisitivo”.
Macron pide calma
Macron efectuó un llamado a la calma y admitió que hay un cansancio colectivo por la situación que se vive hace dos años.
“Esta fatiga se expresa de distintas formas: desesperación en unos, depresión en otros. Vemos un sufrimiento mental muy fuerte, en jóvenes y no tan jóvenes. Y a veces esta fatiga se traduce en cólera. Lo entiendo y lo respeto”, indicó Macron en una entrevista al diario Ouest-France.
“Pero llamo a una mayor calma”, añadió.
La policía estimó el viernes en la noche que en las caravanas hay 3.000 vehículos en diferentes marchas en las que participan unas 5.000 personas.
Las autoridades esperan que en toda Francia se manifiesten entre 25.000 y 30.000 personas, una cantidad similar a las movilizaciones de otras semanas.
La prohibición de los convoyes fue ratificada este viernes por la justicia, que rechazó dos recursos.
“Es una traición. Los fundamentos de la orden (de prohibición) no respetan la ley y la libertad de manifestarse”, le dijo a AFP Sophie Tissier, militante antivacunas y “chaleco amarillo”.
El primer ministro Castex afirmó que el derecho de manifestarse es “un derecho constitucionalmente garantizado”, pero negó que lo fuera “bloquear a los otros e impedir el ir y venir”.
A dos meses de las presidenciales en Francia, los manifestantes exigen la retirada del certificado de vacunas, que solo les permite a las personas inmunizadas entrar a restaurantes, cines y otros lugares, mientras que el gobierno dice querer suprimirlo para abril.
Estos anuncios son recibidos con desconfianza por los manifestantes.
*Con información de AFP.