La historia de la vicepresidenta de Estados unidos, Kamala Harris, podría haber sido sacada de un guion hollywoodense. Hija de madre india y padre jamaiquino, la actual candidata demócrata se crio en las comunidades negras de Oakland para luego estudiar en la Universidad de Howard, el principal claustro reconocido para afroamericanos. Posteriormente, fue fiscal del distrito en su ciudad, ocupó el mismo cargo para California, llegó a ser senadora y ahora mano derecha de Joe Biden.
Hoy en día, con un presidente caído en desgracia por cuenta de su impopularidad, las apariciones en falso y un evidente desgaste físico y mental por su edad, la candidata del Partido Demócrata tiene una oportunidad de oro: convertirse en presidenta de la nación norteamericana. Desde que se anunció que contaba con el respaldo de todas las figuras de su movimiento, ella ha escalado en las encuestas.
La llegada de Harris es una auténtica patada al tablero electoral estadounidense. Muestra de ello es cómo han cambiado la situación y los ánimos para el Partido Demócrata. Según la encuesta de YouGov, cuando el candidato era Joe Biden, el 62 por ciento de los demócratas estaban emocionados por las elecciones, mientras que ahora dicha cifra subió al 79 por ciento. Pero su llegada no solo repercute en este aspecto.
“Con el paso del tiempo, Harris ha logrado revertir la diferencia negativa de Biden frente a Trump en los estados bisagra. Fundamentalmente, esto es algo que le puede dar la victoria a la demócrata, sumándole que los republicanos disidentes de Nikki Haley puedan afectar el voto hacia Trump en estados históricamente republicanos”, le dijo Manuel Camilo González, profesor de la Universidad Javeriana, a SEMANA.
Un factor determinante para las próximas elecciones presidenciales es qué tanto Harris y Trump podrán convencer a la gran masa de votantes independientes. En ello, la vicepresidenta en un mes registró un repunte de 13 puntos y ya cuenta con el 40 por ciento de favorabilidad, mismos números del expresidente, que lleva en campaña más de un año. En general, la última encuesta de Daily Kos/Civiqs pone a la demócrata 4 puntos por arriba, pero podría no ser suficiente.
A pesar de estar recuperando el terreno perdido por Biden en muchos estados, Harris aún tiene una dura montaña que escalar. Lo más probable, según las encuestas, es que la vicepresidenta gane el voto popular, algo que han venido haciendo los demócratas en todas las elecciones presidenciales desde 2008, pero lo más difícil será ganar los colegios electorales, asunto mucho más complicado para ella.
De acuerdo con Silver Bulletin, la probabilidad de que Harris gane el voto popular es del 53 por ciento. Pero para triunfar en los colegios electorales tiene tan solo el 38,1 por ciento, en comparación con el 61,3 por ciento de Trump. Para la publicación, el resultado más probable es que el expresidente republicano consiga unos 280 colegios electorales, mientras que la vicepresidenta llegaría a 257. Se necesitan al menos 270 para ganar.
“Siempre existe esa posibilidad, pero la norma es que los electores del colegio electoral siempre votan en función de la regla que distribuye los votos en un estado determinado. En gran parte, el sistema es mayoritario; por lo tanto, el ganador se lleva todos los votos de los electores. En cambio, en otros estados, realmente muy pocos, los votos se distribuyen proporcionalmente al voto popular logrado por los candidatos en dicho estado”, manifestó González.
Kamala Harris tiene aún una labor gigantesca para convertirse en la primera presidenta de la historia de Estados Unidos. Si bien lleva poco en campaña, el tiempo apremia y las elecciones son en tres meses. Y Trump sigue, con un estrecho margen, por delante en la carrera para ocupar la Casa Blanca a partir de enero del próximo año.