Moscú incluyó a la primera ministra, Kaja Kallas, y a otros funcionarios de los estados bálticos en una lista de personas buscadas, mientras Tallin advierte sobre una inminente concentración militar rusa a lo largo de su frontera.
Según el medio de comunicación The Guardian, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zakharova, afirmó que el secretario de Estado de Estonia, Taimar Peterkop; el ministro de Cultura lituano, Simonas Kairys, y Kallas, fueron acusados de “destruir monumentos a los soldados soviéticos”, en referencia a la eliminación de monumentos conmemorativos de la Segunda Guerra Mundial de la era soviética. “Esto es solo el comienzo”, escribió Zakharova en su canal de Telegram.
Las autoridades rusas no han revelado los cargos exactos contra los tres. La primera ministra estonia ha sido una de las más firmes partidarias de Ucrania y ha liderado los esfuerzos para aumentar la asistencia militar a Kiev y endurecer las sanciones contra Rusia. La decisión de Moscú de agregar a Kallas a su lista de buscados aumentará aún más la tensión en la región en un momento en que muchas capitales occidentales han hecho sonar la alarma sobre una creciente amenaza militar de Rusia.
Cuando los periodistas le preguntaron el martes sobre Kallas, el portavoz de Vladimir Putin, Dmitry Peskov, dijo que la líder “tomó actos hostiles contra nuestro país y nuestra memoria histórica”. La remoción de monumentos de la era soviética ha sido un tema delicado en Estonia, una ex República Soviética desde 1944 hasta 1991, donde casi una cuarta parte de la población de 1,3 millones de personas es de etnia rusa.
El proceso se ha acelerado desde que las tropas rusas invadieron Ucrania y Kallas se comprometió a retirar todos los monumentos comunistas en los espacios públicos. “Hemos decidido que los monumentos soviéticos deben ser retirados de los espacios públicos y lo haremos lo más rápido posible”, dijo Kallas en el verano de 2022, cuando los funcionarios retiraron un monumento a un tanque soviético de Narva, una ciudad mayoritariamente de habla rusa cercana de la frontera rusa.
Estonia ha estado ansiosa por evitar algunos de los disturbios que enfrentó en 2007 después de que retirara una estatua en Tallin, conocida como el Soldado de Bronce, lo que provocó dos noches de disturbios y saqueos, seguidos de un importante ciberataque que los funcionarios estonios atribuyeron a Rusia.
El país también ha tomado medidas para contrarrestar las narrativas prorrusas sobre la guerra en Ucrania al prohibir la televisión por cable de cuatro canales de televisión rusos, una importante fuente de noticias para muchas personas mayores de etnia rusa. Las tensiones siguen siendo altas y el martes el servicio de inteligencia exterior de Estonia advirtió que Rusia tenía la intención de duplicar el número de sus tropas estacionadas a lo largo de su frontera con los estados bálticos y Finlandia como parte de los preparativos para un posible conflicto militar con la Otan dentro de los próximos 10 años, según afirma The Guardian.
Por otro lado, y según The Guardian, Kaupo Rosin, director general del servicio estonio, dijo a los periodistas antes de que su agencia publicara su informe anual: “Rusia ha elegido un camino que es una confrontación a largo plazo y el Kremlin probablemente esté anticipando un posible conflicto con la Otan dentro del marco del conflicto”.
Rosin dijo que un ataque militar por parte de Rusia era “altamente improbable” en el corto plazo, en parte porque Rusia tenía que mantener tropas en Ucrania, pero Rosin pidió a Europa que se preparara rearmándose. “Si no estamos preparados, la probabilidad de un ataque militar ruso sería mucho mayor que sin ninguna preparación”, añadió Rosin.
En una entrevista la semana pasada, con el periodista conservador Tucker Carlson, Putin desestimó las advertencias occidentales y dijo que su país “no tiene ningún interés en Polonia, Letonia ni ningún otro lugar”. En total, Rusia ha incluido en la lista de buscados a varias decenas de políticos bálticos de distintos niveles, incluida la exministra del Interior letona, Marija Golubeva.
Letonia también ha anunciado planes para retirar sus monumentos soviéticos de los espacios públicos y provocó la ira de Moscú el año pasado cuando demolió un obelisco de casi 80 metros de altura, erigido durante el dominio soviético de Letonia.
Los tres estados bálticos, Estonia, Letonia y Lituania, ya habían expulsado a diplomáticos rusos de sus países en medio de tensiones por el conflicto en Ucrania. Las relaciones con Moscú se han mantenido tensas desde que obtuvieron su independencia durante el colapso de la Unión Soviética, a la que consideraban una potencia ocupante.