Vladímir Putin y Kim Jong-un son dos de los hombres más temidos del mundo. Dirigen naciones poderosas, antidemocráticas y sienten un odio encarnizado por Occidente, en general, y por Estados Unidos, en particular. Se trata de líderes aislados de la comunidad internacional y con delirios de grandeza. Se caracterizan por su hermetismo y frialdad. Ambos, por separado, han atemorizado al mundo y hoy, que están juntos, crean pánico.
Esta semana, el encuentro de los dos dejó al planeta con la boca abierta. La parafernalia y el enorme despliegue de Corea del Norte para recibir a Putin fueron impresionantes. El dirigente norcoreano lo esperó a la salida de su avión cuando arribó a las tres de la mañana y desplegó todo tipo de honores. Una alfombra roja llena de rosas a lado y lado lo acompañó a su llegada.
Los días que estuvo Putin se vaciaron las inmensas autopistas del país para darle paso, y a lado y lado miles de norcoreanos lo recibieron ondeando banderas, mientras en los edificios se veían carteles gigantes con su rostro impreso. Decenas de policías en motos en forma de V formaban parte de la caravana. Al líder ruso lo recibieron multitudes en la plaza Kim Il-sung de Pionyang. El país desplegó un espectáculo de danza sincronizada, digno de cualquier certamen de clase mundial. Kim, quien tiene uno de los rostros más inexpresivos del planeta, se veía dichoso de que Putin pisara el suelo de su país tras 24 años. Putin también sonreía feliz.
El prestigioso The Economist describió esa relación con una palabra particular: bromance. Un vocablo híbrido creado de sumar brother y romance. “Kim Jong-un tiene un nuevo mejor amigo”, sostuvo el medio inglés. El mismo líder norcoreano aseguró que se trata de una “relación inquebrantable de compañeros de armas”.
“El bromance ha florecido gracias a los cambios geopolíticos. Kim abandonó las conversaciones con Estados Unidos tras la fallida cumbre de Hanói y comenzó a hacer nuevas propuestas a Rusia. La respuesta fue tibia, hasta que la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Putin fracasó y Rusia empezó a necesitar municiones, una de las pocas cosas que el régimen de Kim tiene en abundancia”, resumió The Economist.
El resultado puede poner al mundo en jaque. El excanciller Julio Londoño Paredes lo explicó así: “Putin, que quiere ser el sucesor de Pedro el Grande, y el ‘gran líder’ Kim Jong-un de Corea del Norte, que aspira a ser cabeza de una gran potencia mundial, firmaron un pacto de ayuda mutua en caso de agresión, que ha causado alarma entre los miembros de la Otan. Pone de relieve que Rusia, no obstante sus avances en Ucrania, está atravesando una situación compleja en los suministros de armas, municiones y equipos a las tropas que están combatiendo en Ucrania”.
La alianza de estos dos poderes es un gana-gana. La promesa de defenderse mutuamente fue el punto principal de los acuerdos a los que llegaron ambos mandatarios. “El tratado de asociación global firmado hoy prevé, entre otras cosas, una asistencia mutua en caso de agresión a una parte”, declaró Putin en la visita.
El líder ruso se pegó una despachada tremenda contra el gobierno de Joe Biden, uno de los países que más ha apoyado a Ucrania en medio de la invasión de su territorio. Estados Unidos está “haciendo todo lo posible para imponer al mundo el llamado ‘orden basado en reglas’, que es esencialmente una dictadura neocolonial global basada en una ‘doble moral’”, dijo sin chistar. Agregó que “Rusia y Corea llevan a cabo una política exterior independiente, y no aceptan el lenguaje del chantaje”.
Hace unos días, durante la cumbre del G7 en Italia, el presidente Joe Biden y Volodímir Zelenski firmaron un acuerdo de defensa que le garantiza a Ucrania el apoyo de Estados Unidos por diez años. Para muchos quedó claro que el posible ingreso de Ucrania a la Otan era casi un hecho. Este paso dejaría a este país en una posición muy fuerte, dado que una de las cláusulas de este tratado considera que un ataque a uno de sus miembros es un ataque contra todos.
“¿Estaremos del lado de Ucrania?”, dijo Biden. “¿Estaremos a favor de la soberanía, la libertad y contra la tiranía?... Estados Unidos, el G7 y países de todo el mundo han respondido sistemáticamente a esa pregunta diciendo que sí, lo haremos. Lo diremos de nuevo... vamos a apoyar a Ucrania”, anunció Biden en este encuentro.
Con el mundo occidental alineándose cada vez más a favor de Ucrania, esa mini-Otan que crearon Rusia y Corea del Norte –cualquier ataque a alguno implica la respuesta de ambos– entraña un importante significado.
La alianza les trae réditos a ambos países. “Kim Jong-un busca pulir su imagen como líder mundial importante, y Putin quiere demostrar que Rusia aún tiene amigos, aliados y puede viajar al extranjero, a pesar de las sanciones de la ONU y las órdenes de arresto emitidas en su contra por la Corte Penal Internacional (CPI) a causa del presunto secuestro de niños en Ucrania por parte de tropas rusas”, explicó un análisis de la cadena alemana DW.
En la visita, Putin llenó de elogios a Kim. Le agradeció, por ejemplo, el apoyo “constante e inquebrantable” de Corea del Norte y aseguró que espera recibirlo en Moscú. También criticó el aislamiento internacional que vive este país y pidió que las sanciones sean “revisadas”.
A Kim, el trato de Putin le hace bien. El país ha estado cercado por cuenta de la carrera armamentista y especialmente por su programa nuclear. A comienzos de año, el Consejo de Seguridad intentó prorrogar las sanciones contra Corea del Norte. Pero el Kremlin le dio una mano y utilizó el poder de veto que tiene en este organismo para evitar que eso sucediera.
Putin, por su parte, desde la orden de arresto de la CPI ha estado acorralado en su territorio y con posibilidad de viajar solamente a países radicales que no aceptan ni creen en esa jurisdicción internacional.
Las acusaciones contra el líder ruso son graves. La CPI asegura que es responsable de crímenes de guerra en Ucrania, incluida la deportación ilegal de niños.
“No podemos permitir que se trate a los niños como si fueran botín de guerra… Los incidentes identificados por mi oficina incluyen la deportación de al menos cientos de niños sacados de orfanatos y hogares de acogida. Muchos de estos niños, según denunciamos, han sido dados luego en adopción en la Federación Rusa”, explicó en su momento el fiscal de la CPI, Karim Khan.
La amistad entre Kim y Putin deja otra puerta peligrosa abierta: China. “La renovada afinidad ha alimentado los rumores en Washington sobre un nuevo eje del mal entre Rusia, China y Corea del Norte”.
La alineación del mal, de esa manera, provoca un enorme miedo en Occidente, pero no deja para nada contenta a China, pues se siente mucho más poderosa y grande que Corea del Norte y no cree estar a su nivel. El gigante asiático, si bien es criticado y no es democrático, no comete tantos excesos ni es visto como villano en la comunidad internacional. No es claro que quiera entrar en este combo.
En todo caso, sí es evidente que los dos mejores amigos darán de qué hablar por mucho rato.