Ante una catástrofe natural u otro evento de escala masiva que pueda poner en riesgo la supervivencia humana, existe lo que se conoce como la cámara del fin del mundo, cuyo nombre oficial es el Banco Mundial de Semillas o, simplemente el Banco de Semillas. Se trata de una estrategia que, durante años, ha guardado una muestra de ejemplares existentes.

El objetivo es tener una base para replicarlas, en caso de que algún evento ‘macro’ amenace la seguridad alimentaria del planeta. Se constituye de un depósito, cuyo edificio es propiedad de Noruega, y busca tener una “copia de seguridad” si tiene lugar una emergencia que no deje otra salida más que apelar a este para evitar la extinción.

Se ubica a más de 1.000 kilómetros del Polo Norte, en la isla de Spitsbergen del archipiélago noruego de Svalbard y ha sido (en parte) un secreto para tener una alternativa que acoja al mayor número de habitantes posible. El País da cuenta de que el sitio cuenta con al menos 6.000 referencias de todos los climas y también continentes.

Según ese medio, la dependencia a unas cuantas especias elevó la alarma en la Oficina de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO). Ese organismo, a cuya preocupación se sumó el Banco Mundial, divulgó su interés en que se salvaguardaran semillas; de manera que toda la población, que rodea los 8.000 millones de personas, pudiera tener ‘tranquilidad’ alimentaria en el mediano y/o largo plazo.

Advertencia de la FAO

“Las personas que experimentan inseguridad alimentaria moderada ven reducida la calidad y/o cantidad de sus alimentos y no están seguras de su capacidad para obtener alimentos debido a la falta de dinero u otros recursos. La inseguridad (...) moderada puede aumentar el riesgo de algunas formas de malnutrición, como el retraso en el crecimiento en los niños, las carencias de micronutrientes o la obesidad en los adultos”, indica la FAO en su página oficial.

Aquellos que atraviesan una condición “severa se han quedado sin alimentos y, en el peor de los casos, han pasado días sin comer. Este grupo (...) son los que llamamos “hambrientos”. El número de personas en situación (...) severa derivado de la FIES (escala de medición) complementa el número de personas hambrientas determinado en base a la POU”, agrega.

La que también es considerada como una nueva ‘arca de Noé’ espera garantizar un abastecimiento de hasta 200 años y sus semillas están compiladas en varios sobres de papel aluminio con sus datos correspondientes. Según El País, el banco le pertenece al Estado de Noruega y su puesta en marcha dispuso de unos nueve millones de euros.

Al anterior monto se suman 20 millones con el fin de quitar las humedades y otro millón de euros adicionales para el mantenimiento que requiere por año. Para que su continuidad no corra riesgos, cuenta también un respaldo económico de organismos como Global Crop Diversity Trust, la FAO Y la Fundación Bill y Melinda Gates.

El sitio donde se ubica este depósito tiene túneles de acero y una temperatura que varía entre los -3 y -18 grados centígrados para extender la funcionalidad de las semillas. De acuerdo con el medio español previamente mencionado, su base es capaz de soportar movimientos telúricos de hasta 10 grados en el índice de Richter, así como erupciones volcánicas.

La Embajada de Noruega en Buenos Aires informó que, a raíz de la guerra en Siria, el Centro Internacional de Investigación Agrícola en las Zonas Secas (ICARDA) en Alepo (ciudad en ese país de Medio Oriente) pasó a ser el primer banco genético que buscó recuperar semillas de la bóveda de Svalbard.