Este lunes 13 de marzo se cumplirá una década desde que el argentino Jorge Bergoglio fue designado como jerarca de la Iglesia católica, nombramiento desde el cual adoptó el seudónimo de ‘Francisco’. Su llegada a la cabeza del Vaticano tuvo lugar tras la renuncia del entonces papa Benedicto XVI, quien murió el 31 de diciembre de 2022.
El pontificado de Francisco ha estado marcado, en parte, por una distancia en asuntos que durante siglos fueron manejados con distancia por la Santa Sede. Algunos de estos son la posición frente a la comunidad LGBTI, los casos de pederastia en el interior de la institución y crisis políticas en diferentes países.
Cambios para enfrentar corrupción
En cuanto a las reformas, el pontífice se ha esmerado por intentar cambios en la curia romana para que esté en mayor relación con las iglesias locales, así como un mayor espacio para las mujeres y los laicos. Para esto la respuesta llegó en 2022 con una reorganización de los dicasterios (ministerios) y priorización de la evangelización.
También hubo renovación en las finanzas, marcadas por escándalos, con la creación en 2014 de un Secretariado para la Economía y la aplicación de un marco de inversiones y medidas para luchar contra la corrupción. Además, dio luz verde al reajuste del Banco del Vaticano con el cierre de 5.000 cuentas.
Lucha contra la pedofilia
Uno de los desafíos que han marcado su paso por el Vaticano han sido las denuncias de pederastia en lugares como Irlanda, Alemania y Estados Unidos. En nombre de la Iglesia, el argentino ha pedido disculpas por los casos que se hayan presentado y, por ejemplo, en 2019, expulsó al cardenal estadounidense Theodore McCarrick, declarado culpable por agresiones sexuales a menores.
Una cumbre sobre la protección de menores ese mismo año fue el paso para varias medidas: la obligación para los religiosos de poner en conocimiento cualquier caso a su jerarquía o plataformas de escucha en las diócesis de todo el mundo; no obstante, el secreto de confesión continúa sin modificaciones.
Diplomacia, homosexualidad y “periferias”
En febrero de 2020 descartó el proyecto de curas casados y mujeres diáconos en la Amazonia, sentando un revés para los progresistas que aguardaban un giro ‘histórico’. En octubre de ese mismo año se declaró, en un documental, favorable a la unión civil entre personas del mismo sexo, aunque recientemente consideró que ser homosexual no era un delito, pero sí un “pecado”.
Sin embargo, en julio de 2013 (poco después de haber asumido funciones) recalcó que si alguien gay “busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo?”.
El papa se ha inclinado por el multilateralismo y cuestionado el comercio de armas. Además, ha optado por el diálogo entre religiones, especialmente con el islam; muestra de ello fue la visita histórica que hizo a Irak en 2021.
Por la guerra en Ucrania, el jerarca católico ha aprovechado sus diferentes intervenciones para pedir el cese al conflicto (que ya cumplió un año desde que se agudizó). Las hostilidades ‘sepultaron’ el acercamiento con el patriarca ortodoxo ruso Kirill, apoyo de Moscú, pese a una reunión histórica en 2016, un hecho que no se daba desde el cisma (separación institucional) de 1054.
Respecto a las migraciones, el pontífice ha defendido a quienes escapan de la guerra o la pobreza y pedido una recepción sin distinción, sobre todo en Europa. También se ha pronunciado sobre el medioambiente como en su encíclica Laudato si (2015) con la que reclamó una “revolución verde” y rechazó el “uso irresponsable de los bienes que Dios ha puesto” en el planeta.
*Con información de la AFP.