El consumo de fentanilo y otros opiáceos está provocando la peor crisis de drogas de la historia de Estados Unidos y llega ya a todos los rincones del país. Los datos más contundentes muestran que más de 1.500 personas mueren a la semana por consumir algún tipo de opiáceo, la principal causa de sobredosis mortal en el territorio.

El fentanilo, un potente opiáceo sintético hasta 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina, ha ganado notoriedad durante los últimos años, especialmente a raíz de la pandemia de coronavirus.

La expansión del fentanilo en Estados Unidos es una de sus luchas actuales. | Foto: Getty Images / Johnrob

¿Por qué hace lucir a las personas como ‘zombies’?

Según se indicó desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, este tipo de droga se comercializa en diferentes formas: polvo, aerosol, líquido, en gomas, entre otros. Empero, no tiene ni un sabor ni un olor fuerte que pueda ser advertido si no se tiene el conocimiento.

Entre tanto, también se menciona que por ser de la familia de la morfina y la heroína, este tipo de droga tiene un efecto sedante que, de hecho, es legalmente usado “por los médicos para tratar el dolor intenso, especialmente después de una operación y en las etapas avanzadas del cáncer”.

El fentanilo, entonces, con tal efecto sedante, hace que las personas tengan un control limitado de sus extremidades por su actuación en el cerebro, y entonces los consumidores se quedan en un trance que puede dejarlos, parados, acostados, sentados, pero no les limita totalmente el movimiento deliberado del cuerpo.

“Al igual que la heroína, la morfina y otras drogas opioides, el fentanilo actúa uniéndose a los receptores opioides que se encuentran en áreas del cerebro que controlan el dolor y las emociones. Después de consumir opioides, muchas veces, el cerebro se adapta a la droga y su sensibilidad disminuye, lo que hace que resulte difícil sentir placer con otra cosa que no sea la droga. Cuando una persona se vuelve adicta, la búsqueda y el consumo de la droga se apoderan de su vida”, explicó a detalle el Instituto Nacional de Abuso de Drogas de Estados Unidos.

Los expertos coinciden en que el problema se remonta a la alta prescripción de estos productos para hacer frente al dolor crónico. | Foto: Getty Images

En 2021, en plena pandemia de la covid-19, el país registró una cifra récord de sobredosis, con más de 100.000 muertos en todo el país en tan solo un año. De estos decesos, más del 66 % están relacionados con el consumo de fentanilo, tal como recoge un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Estos datos suponen una media de 21,6 muertes por cada 100.000 habitantes.

Las muertes por sobredosis de fentanilo se concentran en consumidores de entre 34 y 44 años, con una tasa de 43,5 por cada 100.000 habitantes, seguido muy de cerca por personas de entre 25 y 34 años, 40,8 por cada 100.000 habitantes, mientras que la mayoría son indios americanos, por delante de los afroamericanos.

Las regiones más afectadas son Connecticut, Maine, Massachusetts, New Hampshire, Rhode Island y Vermont, así como los estados de Delaware, Maryland, Pensilvania, Virginia, Virginia Occidental y Washington D.C, si bien se han registrado decesos en las diez regiones sanitarias del país.

Los expertos coinciden en que el problema se remonta a la alta prescripción de estos productos para hacer frente al dolor crónico, una situación que se ha exacerbado ante la irrupción de carteles y redes de tráfico ilegal de drogas, que han inundado el mercado negro con grandes flujos de la llamada ‘heroína barata’ y opiáceos sintéticos.

La dosis letal del fentanilo es de 1,2 miligramos, la cantidad de polvo que se ve en el recipiente. Mientras que la de la cocaína es de 1 gramo, en promedio. | Foto: Esteban Vega La-Rotta

Los opiáceos se dividen, fundamentalmente, en dos categorías: medicamentos fabricados legalmente y narcóticos ilícitos procedentes principalmente de terceros países. Los medicamentos como la oxicodona, la morfina y el fentanilo son a menudo recetados para tratar el dolor agudo, mientras que la metadona es utilizada en procesos de rehabilitación de personas con adicción.

La Administración de Control de Drogas (DEA) estima que las redes criminales están produciendo pastillas en masa para hacerlas pasar por medicamentos legales obtenidos con receta. Estas pastillas, accesibles a través de Internet y redes sociales, pueden contener dosis mortales de fentanilo.

*Con información de Europa Press.