En medio de unas protestas multitudinarias y casi históricas, Pedro Castillo ve que su gobierno está más tambaleante que nunca a pesar de no llevar ni siquiera un año en el cargo desde su elección como presidente del Perú en mayo del año pasado y su posesión a finales de julio.
El máximo mandatario peruano se encuentra en una encrucijada sin igual, todo después de dos fallidos intentos de destitución en el Congreso tras duras acusaciones de corrupción dentro de su gobierno, malos manejos administrativos, largas designaciones equivocadas en su gabinete, ausencia de gobernabilidad y ahora, una dura represión contra los manifestantes en su contra.
Ahora, la gran mayoría de los protestantes piden que Castillo renuncie a la presidencia del Perú tras su corto periodo. El mandatario, mientras tanto, se aferra al cargo a pesar de que su aprobación ronda a duras penas sobre el 26 % según la encuesta de la consultora Ipsos que lanzó hace tres semanas, pero su presume que con el próximo sondeo este número baje aún más.
El caso de Pedro Castillo y una eventual salida de su cargo en la presidencia de Perú sólo podría darse bajo alguna de las figuras que establece la constitución del país. Según el Artículo 113 que habla de la figura de Vacancia de la Presidencia de la República, el máximo cargo del país puede declarase como vacado por:
- Muerte del Presidente de la República.
- Su permanente incapacidad moral o física, declarada por el Congreso.
- Aceptación de su renuncia por el Congreso.
- Salir del territorio nacional sin permiso del Congreso o no regresar a él dentro del plazo fijado.
- Destitución, tras haber sido sancionado por alguna de las infracciones mencionadas en el artículo 117 de la Constitución.
Castillo, por su parte, ya ha tenido varias de estas figuras rosándole el cuello, ya que su destitución por incapacidad moral fue descartada por falta de votación en dos ocasiones en el Congreso, mientras que su gobierno enfrenta algunos procesos penales que buscan su destitución y en las calles se pide su renuncia al cargo.
En medio de la inestabilidad y del desastroso paso de Pedro Castillo por la presidencia del Perú, ¿qué pasaría si este decidiera dar un paso al costado y renunciar a la presidencia? ¿quién asumiría el cargo en reemplazo del mandatario?
La figura aplicada por la sucesión presidencial constitucional en Perú es la misma tanto para la destitución como por la renuncia, y tiene varios antecedentes recientes en el país. Si por algún motivo, Pedro Castillo no siguiese en el cargo de presidente, su puesto sería ocupado por su primer vicepresidenta, el que es ocupado por Dina Boluarte.
El problema es que si la primera vicepresidenta renunciara o no continuara en el cargo por cualquier razón, la línea de sucesión en Perú iría hacia el segundo vicepresidente, pero este puesto está vacante desde que Castillo llegó al poder. Por lo tanto, la Presidencia pasaría al presidente del Congreso de la República.
La aplicación de la línea de sucesión ya tiene anteriores antecedentes en el país. Por ejemplo, cuando el Congreso aceptó la dimisión de Pedro Pablo Kuczynski en 2018, Martín Vizcarra pasó a ocupar el puesto de presidente de la República, mientras que Mercedes Aráoz, quien era segunda vicepresidenta, pasó a ser la cabeza de este cargo.
El problema ocurrió cuando en 2020, en medio de escándalos de corrupción, Martín Vizcarra fue destituido por el Congreso en medio de un proceso tremendamente polémico al ser Vizcarra muy popular en la población. Aráoz renunció cuando el presidente se le aplicó la vacancia, por lo cual la presidencia fue asumida por el presidente del Congreso, Manuel Merino, que en medio de protestas sólo duró cinco días en la presidencia y renunció a favor de Francisco Sagasti, quien fue posteriormente elegido en el Congreso como presidente de esta institución.