Donald Trump ha fracasado. El gran negociador, el dealmaker, el hombre que todo lo puede, ha sufrido de la mano de su propio partido una de las mayores humillaciones de su corta presidencia.El partido republicano de Estados Unidos retiró de la Cámara de Representantes el proyecto de ley del presidente para derogar el "Obamacare", la reforma sanitaria de su antecesor Barack Obama.Tras días de intensas negociaciones, con amenazas a los viejos zorros de su partido, y después de que se cancelara la votación programada para el jueves, los líderes republicanos concluyeron que no tenían suficiente apoyo para conseguir la aprobación de la Ley de Cuidado de la Salud, o también denominada Trumpcare.Puede leer: En grave derrota política, Trump retiró proyecto de reforma de salud"Estuvimos muy, muy cerca", dijo Trump en la Oficina Oval, expresando su consternación de que los miembros conservadores de su partido le dieran la espalda al proyecto de ley, afirmando que le hicieron falta entre 10 y 15 votos.Donald Trump, en particular, tiene mucho que lamentar ante el derrumbe aparente de lo que iba a ser una de las piedras angulares de su programa en los próximos cuatro años. La derrota de su proyecto de ley, es una derrota simbólica que no solo le hace ver débil cuando todavía no lleva 100 días en el poder, sino que también le impone limitaciones prácticas a otras iniciativas igualmente importantes de su plan de Gobierno.Trump, que quería que el proyecto de ley se votara para así “conocer a sus enemigos”, tuvo que resignarse a que la propuesta fuera retirada para evitar un escándalo aún mayor. El presidente respondió asegurando que el Obamacare "estallará" financieramente de todos modos por cuenta de sus problemas de diseño, a pesar del fracaso de su gobierno por suprimirlo por la vía legal. “Lo lindo de todo esto es que hoy tienen Obamacare. Así que cuando explote, vendrán a nosotros y haremos un hermoso plan de salud para la gente".Le puede interesar: Plan de Trump dejaría sin salud a 14 millones de personasPaul Ryan, el líder republicano en la Cámara de Representantes, y el encargado de darle las malas noticias a Trump aseguró que a pesar de este revés, el gobierno levantará la cabeza y continuará con sus planes. "Viviremos con el Obamacare en un futuro próximo. No tenemos suficientes apoyos y hemos fallado, nos faltaban algunos votos, pero no es el fin de la historia, quedan muchos proyectos por delante", señaló Paul Ryan.De acuerdo con estimaciones de la Oficina de Presupuestos del Congreso de Estados Unidos, la propuesta elaborada por parlamentarios del Partido Republicano para reemplazar el Obamacare dejaría a 14 millones de personas sin cobertura de seguro médico sólo en 2018.Obamacare, en su esencia, era un programa que imponía impuestos a los ricos para extender la cobertura de salud a millones de pobres. Aprobado en 2010, la reforma sanitaria fue una de las principales banderas políticas de Obama. Desde su proposición, la medida fue criticada por el Partido Republicano, entonces minoría en el Congreso.Le puede interesar: Trump, los republicanos, y la obsesión con abolir el sistema "Obamacare"El proyecto de ley de Trump, por el contrario, disminuía de manera drástica los subsidios estatales al sistema de salud, dejando a millones de personas sin cobertura sanitaria, según advertían los expertos, pero reduciendo en cualquier caso el gasto público.Sin embargo, el presidente perdió en su apuesta. En su lugar, Trump, quien durante su campaña se jactó de ser un experto para lograr acuerdos y aseguró que podía arreglar el sistema nacional de seguros de salud sin ayuda, vio cómo los legisladores republicanos rechazaron su amenaza y dejaron claro que rinden cuentan a los votantes que los eligieron, y no al presidente. Fue un golpe de realidad. De realidad política.¿Qué pasará ahora?
Paul Ryan, líder de la bancada republicana en la Cámara muestra su desconcierto ante la negativa de su partido. Foto:AFPLa derrota de Trump también le impone problemas de credibilidad al gobernante en sus futuras relaciones con el Congreso. Un fracaso de ese calibre en los primeros días de su mandato puede tener un efecto duradero en su capacidad de maniobra ante el Congreso, advierten expertos.El fracaso para revocar y reemplazar a Obamacare amenaza con sabotear otra piedra angular de la agenda de Trump: un recorte sustancial de los impuestos, que según sus críticos, iba dirigido a favorecer de manera especial a los grupos de altos ingresos.Puede leer: Las obsesiones de Donald Trump que pueden cambiar el mundoLos congresistas cercanos a Trump daban como un hecho la aprobación de su plan de salud. El gobierno ya hacía cuentas con el billón de dólares que se ahorrarían en los subsidios estatales a Obamacare para ayudar a financiar los recortes fiscales que han planeado para su próximo acto legislativo. Ahora no se sabe muy bien de dónde saldrá esa plata.“Esto hará nuestra reforma fiscal más difícil, pero de ninguna manera la hace imposible”, dijo Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes minutos después de que fuese retirada la propuesta de Trump. “Les aseguro que continuaremos con nuestra reforma fiscal”.Trump tenía en el recorte del sistema de salud heredado de Obama una clave para conseguir el ahorro necesario para facilitar esa disminución de impuestos y así cumplir con la promesa simultánea de incrementar el gasto en defensa.Puede ver: Las astronómicas cifras del aumento que propone Trump para el presupuesto militar de EE.UU.De este modo, poco se sabe qué ocurrirá con la reforma sanitaria de Trump. Tanto el presidente como su aliado en el Congreso, Paul Ryan, advirtieron que el reemplazo de Obamacare no es un tema que volverá a la agenda del Congreso "en el futuro previsible".Por lo pronto, el descalabro de este viernes será una herida abierta que no desaparecerá pronto.Algo que no habrá pasado desapercibido para la oposición, el partido demócrata, que empezará a jugar sus cartas.