Sudán está al borde una crisis civil. Luego de varios años operando, un grupo paramilitar ha estado controlando las regiones y el peligro de su poderío total ha aumentado.

Las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) es una organización paramilitar que informó que había controlado el Palacio Presidencial y dos aeropuertos internacionales en Jartum, capital de Sudán. Sin embargo, las autoridades militaron negaron esta versión.

Desde hace tres años el país ha venido experimentando un apogeo en el conflicto de las FAR con el Ejército, el cual está liderado por el presidente y teniente general Abdel Fattah al-Burhan. Si bien en el último tiempo han ganado poderío, los orígenes de los paramilitares parten del inicio de los 2000. En ese momento, la primera milicia se encargaba de incendiar y saquear pueblos.

1 | Foto: Restringido

Sumado a ello y según la Corte Penal Internacional, uno de los primeros actos que realizó fue ayudar a Omar al Bashir para cometer crímenes de guerra, humanidad y genocidio. Para ese momento, las tropas sudaneses contaban con un arsenal moderno y con gran magnitud. Sin embargo, no contaban con la cobertura necesaria para hacer frente en las zonas rurales y áridas de Darfur, uno de los territorios más extensos del país.

En plena rebelión contra el Gobierno en las zonas rurales, miembros de FAR se encargaron de contrarrestarlos y destruir las aldeas donde se localizaban. Al Bashir estuvo al mando desde 1993 hasta 2019, por lo que durante las primeras dos décadas del siglo XX bajo su mandato el grupo paramilitar fortaleció su poderío militar y aumentó el número de sus soldados.

Omar al-Bashir.

Para la década de 2010, la milicia ya estaba formada como una unidad de respuesta rápida para el Gobierno. Desde la presidencia, los miembros eran recompensados económicamente, por lo que los dirigentes se hicieron ricos y poderosos. El hecho que las tropas aumentaran, hizo que se desplegaran a otras regiones y empezaran a hacer frente a través de las zonas fronterizas de Sudán.

El punto de inflexión ocurrió en 2019, cuando las protestas civiles consiguieron el impacto que por años desearon. Fue tan grande la movilización de personas que tras más de dos décadas, al Bashir dejó el poder. Poco más de dos años después en medio de una crisis institucional, tanto militares disidentes como FAR efectuaron un golpe de Estado antes de entregarle el poder a la población civil. Esto ocurrió a finales del año pasado.

En ese orden de ideas, se ha venido presentando una disputa entre el Ejército formal y los paramilitares. El grupo cuenta con aproximadamente 100 mil miembros y es liderado en gran parte por Mohamed Hamdan Dagalo, vicepresidente que ha llevado a cabo una campaña de reclutamiento que ha contribuido a seguir aumentando el arsenal de FAR.

1 | Foto: Restringido

Actualmente, la organización cuenta con presencia en el oeste del país, cerca de Darfur y en las zonas más abandonadas, las cuales están conectadas con el Mar Rojo y el límite fronterizo con Sudán del Sur. A pesar de que FAR ha querido dialogar con el Ejército, este no lo hará hasta que los paramilitares se disuelvan. “No habrá ninguna negociación ni diálogo antes de disolver y acabar con la milicia rebelde de Hemedti”, señaló la Presidencia del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas sudanesas.

La razón para que los militares tengan esa visión radica en que afirman que, tanto Hemedti como la organización en general, son prófugos de la justicia al ser los responsables de crímenes de guerra y lesa humanidad. Adicionalmente, le hizo un llamado a la ciudadanía de informarles cualquier información sobre su paradero.

1 | Foto: Restringido

Esta situación ha desembocado una serie de disputas entre militares y miembros de FAR. Dada la cobertura que tienen los paramilitares alrededor del país, el conflicto se ha hecho presente en todo el territorio. Las relaciones entre ambos bandos está más tensa que nunca, por lo que cada uno ha tomado las respectivas medidas para fortalecerse. En ese orden de ideas, FAR anunció el control de los dos aeropuertos y el Palacio, aunque los militares afirman que no es así, sino que los lugares están en calma.

Los combates entre ambos han estado en auge, especialmente por la movilización de los paramilitares hasta Jartum. Esta situación ha generado que el proceso de retorno democrático para el país está en un estado complejo, hasta que no se logre un acuerdo entre FAR y Ejército.