La vicepresidenta Kamala Harris podría escribir una nueva página en la historia de Estados Unidos si consigue romper el techo de cristal con el respaldo de Joe Biden para ser candidata a la presidencia. Ya lo ha hecho al convertirse, en enero de 2021, en la primera mujer, la primera afroestadounidense y la primera persona de origen asiático en ser vicepresidenta del país.
Ya en marzo de 2023, Biden había declarado que su compañera de fórmula había “roto un techo de cristal tras otro”. El domingo, tras recibir el respaldo de Biden, se apresuró a declarar que su intención era “ganar la nominación” del Partido Demócrata para “derrotar a Donald Trump”.
La vicepresidenta, de 59 años, cuenta que de niña se manifestaba por los derechos civiles junto a su padre jamaicano, profesor de economía, y de su madre india, investigadora del cáncer de mama.
Harris tendrá que ganar su nominación en la Convención Nacional Demócrata a realizarse del 19 al 22 de agosto en Chicago. “Más de 4.600 delegados y miles de otros funcionarios del partido se dirigirán ahora a la ciudad con la identidad del abanderado del partido en el aire”, registra el diario The Daily Mail.
El diario explicó las reglas de esa nominación: “Si un candidato gana la mayoría de los delegados prometidos en la primera votación, se convierte en el candidato del partido. Si ningún candidato obtiene la mayoría, entonces los casi 740 llamados ‘superdelegados’, también conocidos como delegados automáticos, también podrán votar. Incluyen una mezcla de miembros del partido y funcionarios electos”.
La “niñita” del bus
La historia de Kamala Harris era muy simbólica, pero ahora pocos creen que su perfil alcance a derrotar a Trump. En 2019, esta californiana atacó duramente a Joe Biden por haberse opuesto en el pasado a una política para trasladar en autobús a escolares negros a colegios en distritos blancos con el fin de poner fin a la segregación racial. “La niñita (del autobús) era yo”, dijo.
Esta salida de tono no salvó su fracasada campaña, que se interrumpió incluso antes de la primera votación de las primarias. Joe Biden la invitó entonces a unirse a él, exponiéndola a los ataques de su oponente republicano, Donald Trump. En 2020, el republicano la calificó de “monstruo” y “mujer colérica”, términos que evocan estereotipos racistas sobre las mujeres negras.
Tras el calamitoso debate de Joe Biden contra Donald Trump el 27 de junio, el millonario de 78 años volvió a atacarla. Muy dado a buscar apodos para burlarse de sus rivales, Trump la llamó “Kamala la jovial”, porque se ríe a carcajadas, y su equipo de campaña la describió como una izquierdista empedernida.
Diplomada por la Universidad Howard, fundada en Washington para acoger a estudiantes afroestadounidenses, Kamala Harris está orgullosa de su trayectoria profesional, que encarna el sueño americano.
“¡Cómo se atreven!”
Después de dos mandatos como fiscal de distrito en San Francisco (2004-2011), fue elegida dos veces fiscal general de California (2011-2017), convirtiéndose en la primera mujer y la primera persona negra al frente de los servicios judiciales del estado más poblado del país. Ha sido criticada por su mano dura contra los delitos menores que, según sus oponentes, perjudicó a las minorías.
En enero de 2017 juró el cargo en el Senado en Washington, donde se convirtió en la primera mujer con orígenes en el sur de Asia y en la segunda senadora negra de la historia. Una vez vicepresidenta, dedicó su discurso de victoria a las mujeres que han luchado por la igualdad en el país.
En 2022, Harris defendió fervientemente el derecho al aborto, puesto en entredicho por la Corte Suprema. “Algunos líderes republicanos intentan usar la ley contra las mujeres. ¡Cómo se atreven! ¡Cómo se atreven a decirle a una mujer lo que puede o no puede hacer con su propio cuerpo!”, dijo. Esta contundente declaración y la enérgica campaña llevada a cabo por Kamala Harris en todo el país durante el año pasado le han dado un nuevo impulso.
Al comienzo de su mandato cometió algunos errores en temas sobre diplomacia e inmigración.
“Segundo caballero”
La prensa estadounidense ha criticado su trabajo, pero sus partidarios lo achacan a prejuicios sexistas. La revista Vogue tuvo que defenderse por haber elegido, poco después de las elecciones, una foto de la vicepresidenta en zapatillas deportivas para su portada, en lugar de un retrato más formal, que habría puesto más énfasis en su posición.
Ella cultiva una imagen relajada, con la ayuda de su marido Doug Emhoff, un abogado judío que ejerce de “Segundo Caballero”. Él es una de las principales bazas de la Casa Blanca en la lucha contra el antisemitismo. En las redes sociales la pareja finge discutir sobre baloncesto: él es seguidor del equipo de los Lakers de Los Ángeles y ella, de los Warriors de San Francisco.
Kamala Harris, a quien sus familiares llaman Momala, es una gran cocinera. Durante un viaje oficial a París, aprovechó para comprar unas cacerolas de cobre.
*Con información de AFP.