En el campo de los vehículos eléctricos en Estados Unidos, Proterra Inc se ha hecho un nombre en el campo de la fabricación de partes para estos automóviles.
Sin embargo, esa reputación no le ha alcanzado últimamente para lograr sus expectativas financieras, de modo que se acaba de declarar en bancarrota, bajo el capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, disposición que le da protección en tanto que fortalece su posición financiera, a través de una inyección de capital fresco, o su venta, en últimas.
En su solicitud para acogerse al capítulo 11, la empresa declaró que sus bienes y obligaciones equivalen a 500 millones de dólares cada una.
Ahora, la declaración de bancarrota la hace inmune a las acciones de los acreedores, mientras que se exploran nuevos acuerdos de pago.
De acuerdo con el sitio Investopedia, las acciones de la empresa cayeron más de 65 por ciento este martes en operaciones previas del mercado.
El anuncio de bancarrota, que llega tras la reestructuración de la firma a comienzos de este año, tomó por sorpresa a los inversionistas, que fueron enterados de los planes en el futuro inmediato.
De acuerdo también con Investopedia, la firma planea continuar operando en medio del proceso de bancarrota, haciendo uso del capital existente para financiar las operaciones.
“Los salarios serán pagados y los proveedores serán pagados de acuerdo con las reglas del capítlo 11″, explicó el sitio.
En el proceso de reorganización, la fábrica separará cada línea de productos, para maximizar el potencial independiente, dijeron sus voceros.
A raíz del nuevo anuncio se dieron a conocer otras cifras de la compañía, como que, incluida la deuda, está valorada en 1.600 millones de dólares.
En el primer cuarto de 2023, ha perdido 244 millones de dólares, en tanto que en el mismo periodo del año pasado la cifra fue de solo 50 millones de dólares.
Ello llevó a los ejecutivos admitir las perdidas y que es imposible alcanzar alguna rentabilidad en el futuro.
Sin embargo, la empresa explicó que no se quedó de brazos cruzados para evitar esta situación, ya que, a principios de este año, tomó medidas drásticas como reducir puestos de trabajo y costos, al instalar en una sola planta, en Carolina del Sur, sus fábricas de autobuses eléctricos y baterías.
Es por eso que, ahora que la bancarrota es oficial, las últimas noticias han ahondado las preocupaciones de que los 900 empleados sean despedidos si la compañía quiebra definitivamente.
Todo ello en medio del panorama poco favorable que ha afectado últimamente a todos los actores de la cadena de autos eléctricos.
“Si bien los consumidores estadounidenses quieren comprar vehículos eléctricos, el aumento en los precios plantea una preocupación por su asequibilidad”, dijo Investopedia, citando una encuesta de Deloitte realizada a comienzos de este año.
Así las cosas, Proterra es solo la última firma de este sector en hacer públicos sus serios problemas financieros debido a las inclemencias del mercado.
Como lo señaló Reuters, este nuevo movimiento se da solo semanas después de que Lordstown Motors también optara por acogerse al capítulo 11 y se pusiera en venta, tras su fracaso en la resolución de una disputa sobre una inversión de promesa con Foxconn.