Los venezolanos votan este domingo 28 de julio en una tensa elección presidencial, con la advertencia del mandatario Nicolás Maduro de que hará respetar el resultado oficial y la declaración de su principal rival, Edmundo González Urrutia, de que defenderá “hasta el último voto”.
Hasta hace poco, Edmundo González Urrutia era un residente más en la ciudad de Caracas, pero su tranquila vida familiar quedó inesperadamente desplazada al convertirse en candidato a la presidencia de Venezuela, y en el mayor rival del presidente Nicolás Maduro.
Sorpresivamente, este discreto diplomático de carrera de 74 años cambió su anonimato entre el gran público por camiones destechados y luces de campaña, postulado in extremis por la oposición después de la inhabilitación de la carismática líder María Corina Machado y vetos contra otros posibles sustitutos.
Su postulación por la coalición Plataforma Unitaria en principio era temporal, lo que se conoce en Venezuela como “candidato tapa”. La alianza había elegido en primarias a Machado, a quien le devolvería el lugar Urrutia, pero ello nunca se pudo concretar.
Nació en La Victoria, una pequeña ciudad a unos 110 km de Caracas en la que en 1812 se desarrolló una de las batallas más heroicas de la guerra de independencia. Allí creció y estudió hasta que se trasladó a la capital para comenzar la universidad.
Se graduó en Estudios Internacionales en la prestigiosa Universidad Central de Venezuela (UCV) para luego ingresar a la Cancillería. En su despacho en casa destaca un cartel con una frase en latín: “Verba volant, scripta manent”. “Trabajé con un embajador que me decía: ‘Todo lo escrito, queda, y las palabras vuelan’”, explica sobre el significado de esa frase.
Hablar ante multitudes no se le da fácil. Suele leer sus discursos en un tono monótono y muy rara vez improvisa. Prefiere que las cámaras y los micrófonos apunten a Machado, desbordante de carisma y alma de la campaña que le trasladó su capital político. Las encuestas lo dan ganador por amplia ventaja.
Autor y compilador de libros sobre Venezuela y sus relaciones internacionales, en la biblioteca de González Urrutia destacan La anatomía del poder, de John Kenneth Galbraith; Choque de civilizaciones, de Samuel Huntington, y China, de Henry Kissinger.
Fue embajador en Argelia (1994-99) y Argentina (1999-2002) y, aunque residió muchos años fuera de Venezuela, insiste siempre en que conoce bien el país.
En el otro bando, desde el poder, lo cuestionan por su edad, dificultades de movilidad y cierto temblor, en contraste con la agilidad de Maduro, de 61 años, que salta y baila en sus actos de campaña.
González Urrutia ha sabido, sin embargo, moderar el discurso opositor con llamados a la reconciliación y menciones a posibles amnistías en aras de una transición.
Su actitud y sus palabras le permiten ahora ser más que el simple “presta nombre” de Machado. Este abuelo se asume como candidato pleno en consonancia con su lema de campaña: “Edmundo para todo el mundo”.
Esta elección decide entre la continuidad del chavismo, que lleva 25 años en el poder, o el cambio prometido por una oposición unida después de marginarse de otras elecciones, incluida la anterior presidencial de 2018.
*Con información de AFP.