Toda una vida tras las rejas es la condena que deberá asumir Lucy Letby, una enfermera de 33 años, quien fue encontrada culpable por la muerte de siete bebés en Reino Unido. La muerte de los menores y la forma en la cual se generó ha despertado indignación y conmoción más allá del suelo inglés.
Este lunes (21 de agosto) se conoció que sería sentenciada a cadena perpetua y sin posibilidad de liberación más adelante. “Actuó de una manera totalmente contraria a los instintos humanos normales que son cuidar a los bebés y en violación flagrante con la confianza que todos los ciudadanos depositan en los profesionales de la salud”, dijo el juez del tribunal de Mánchester, James Goss.
La justicia ya la había encontrado responsable por esos fallecimientos de recién nacidos y seis intentos de homicidio en el centro asistencial donde se desempeñaba. La lectura de cargos fue transmitida por televisión nacional y la parte acusadora la describió como una persona “fría, calculadora, cruel y tenaz” en su actuar.
ABC de España informó que la sentenciada nació en enero de 1990 en Hereford, Reino Unido, y se preparó como enfermera en la Universidad de Chester, siendo la asistencia a menores lo que siempre llamó su atención. Se recibió oficialmente en esa carrera a mediados de 2011 y empezó a laborar con recién nacidos en 2015. Tres años antes había comenzado a trabajar de lleno en un centro médico.
Así cometió los crímenes
Una serie de eventos sin aparente explicación, y en un lapso determinado, fue lo que llevó a centrar la atención sobre la británica y aquello que podría haber desencadenado las muertes. La acusada es considerada como una de las mayores asesinas seriales de menores en Reino Unido y su caso ha tenido seguimiento internacional.
Los hechos por los cuales pasará el resto de su vida en prisión los perpetró entre 2015 y 2016 en el Hospital Countess of Chester. Allí y en la unidad neonatal, varios pequeños fueron víctimas de una mujer en quien creyeron poder depositar su confianza al ser miembro de un centro asistencial donde, por regla general, se supone que el cuidado de los pacientes es prioridad.
Las inyecciones de aire y envenenamiento con insulina era la forma en que cometía los asesinatos quien, presuntamente, llegó a tomarse fotos junto a los niños y, posterior a los decesos, darle el ‘sentido pésame’ a los seres queridos. Sin embargo, también ha mostrado contradicciones entre confesar su responsabilidad y alegar ser inocente.
El arrepentimiento parece no estar presente en el caso de Letby, quien llegó a confesar la autoría en los crímenes y haberlos llevado a cabo por ser “malvada”. Ese era el tipo de calificativos con los que se autodenominaba la mujer, cuyo juicio comenzó en octubre del año pasado, lapso desde el cual se han revelado más detalles de cómo sembró el dolor en múltiples familias.
De ‘noble’ enfermera a asesina “calculadora”
De acuerdo con la cadena CNN, tras referir a los fiscales, esta enfermera buscaba ante sus colegas y familias de los bebés pasar las muertes como una causa natural, pero el incremento en los decesos ‘repentinos’ llevó a abrir una investigación. Ese medio señaló que fue puesta bajo custodia en 2018, 2019 y 2020 (en el marco de las pesquisas).
La ‘sevicia’ con la cual arrebató esas vidas se agudizó también al introducir a los neonatos sondas naso-gástricas y administrarles sobredosis de leche. Según las autoridades, los periodos que utilizaba para atacar eran cuando los padres se habían marchado, no estaba la enfermera de turno o en horas de la noche.
“No merezco vivir. Los maté a propósito porque no soy lo suficientemente buena para cuidarlos (...). Soy malvada, hice esto”, se encontró en unos escritos que no dejaron lugar a más dudas sobre su participación en los hechos. Por ahora, se intenta determinar si hubo más víctimas con consecuencias asociadas a Lucy Letby.