Miles de personas, muchas de ellas con banderas de Baviera ―región natal de Joseph Ratzinger―, han hecho cola desde temprano este jueves 5 de enero en los accesos predispuestos en la plaza de San Pedro con controles de seguridad para poder asistir al funeral de Benedicto XVI, que fue presidido por el papa Francisco en una ceremonia solemne oficiada por el cardenal decano, Giovanni Battista Re.
“Estoy triste, pero emocionado a la vez. Es un día grande para la Iglesia”, ha señalado en declaraciones a Europa Press Emanuele que, aunque tiene 30 años y dice que su papa es Francisco, le tenía “mucho cariño”. “Ha sido un abuelo tierno para todos”, declaró.
Con un rosario entrelazado en las manos, María Grazia ha explicado que rompió a llorar cuando se enteró de su muerte el pasado sábado. “Mi primera reacción fue llorar, después me puse a rezar. Hoy estoy más serena”, ha asegurado.
Varias asociaciones, como la italiana Juventud Ardiente Mariana, han repartido a las personas que se iban acercando hasta san Pedro estampas con la foto del papa Ratzinger. Claudia, una de las voluntarias, ha manifestado que lo hacen como “gesto de amor y respeto” al difunto papa emérito.
Además, otro grupo de peregrinos portaba una pancarta con la petición concreta de que Benedicto XVI sea proclamado Doctor de la Iglesia. En las colas, también se han visto compañías estudiantiles alemanas con banderas y mujeres y hombres ataviados con la vestimenta tradicional de Baviera. “Somos de Baviera, de Alemania. Vinimos en autobús con unos 50 jóvenes. No queríamos perdernos la oportunidad de vivir en persona el funeral”, ha asegurado Stefan.
Hoy jueves, 5 de enero, entraron a la basílica de San Pedro para darle el último adiós. “Fue un gran teólogo y un gran hombre, un verdadero modelo a seguir”, ha dicho este fiel alemán.
En la lista de personalidades que han anunciado su presencia al funeral, que preside el papa Francisco en la plaza de San Pedro, figuran varios mandatarios.
Entre ellos el presidente polaco Andrzej Duda y el primer ministro Mateusz Morawiecki, junto con la presidenta húngara Katalin Novàk y probablemente el primer ministro de ese país, Viktor Orban, quien el martes rindió homenaje al cuerpo expuesto de Benedicto XVI en la basílica vaticana.
Si bien las autoridades de Roma han dispuesto medidas especiales con más de mil agentes y el cierre de algunas calles, no se espera la presencia de un millón de personas como ocurrió para el funeral del carismático papa polaco Juan Pablo II en abril del 2005, con George Bush ―padre e hijo―, Bill Clinton, el presidente de Irán y Afganistán, además del brasileño Lula da Silva y el inglés Tony Blair, entre otros.
Al solemne funeral del papa emérito Benedicto XVI, conocido teólogo conservador que renunció al trono de Pedro en 2013, asistirán importantes líderes soberanistas y tradicionalistas de Europa que lo consideraban un emblema. Pocas son las personalidades políticas de América Latina que han anunciado hasta ahora su presencia. Entre los que han confirmado figura el canciller colombiano Alvaro Leyva.
Unos 3.700 religiosos, además de cardenales y monjas que asisten a la ceremonia, entre ellos numerosos seminaristas y curas latinoamericanos que estudian o trabajan en Roma.
Desde el pasado sábado ya no hay dos papas conviviendo en la Iglesia, aunque uno de ellos fuera solo emérito y el otro reinante. Benedicto XVI vivió los últimos diez años retirado del mundo, dedicado al estudio y a la oración, pero su figura ha sido instrumentalizada, por una parte, de la Curia Romana contra Francisco, por lo que su funeral e inhumación en las grutas vaticanas marcan un nuevo inicio para el papa argentino, que en marzo cumplirá diez años de pontificado.
Con información de AFP y Europa Press*