El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, asume desde hoy las funciones de primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), el máximo cargo del país. Con ese cambio, a primera vista radical e histórico, Cuba le dio vuelta a la página, tras más de seis décadas con los hermanos Castro en el poder. Sin embargo, hoy se supo también que Raúl Castro, de 89 años, seguirá presente en las decisiones estratégicas del país, en una transición simbólica que mantiene el sistema de partido único.
“Las decisiones estratégicas de la nación serán consultadas con el general del Ejército Raúl Castro Ruz”, dijo el presidente Miguel Díaz-Canel, de 60 años.
“El general del ejercito continuará presente porque es un referente para cualquier comunista y revolucionario cubano”, añadió Díaz-Canel, primer dirigente civil en la isla, en su mensaje al cierre del octavo congreso del PCC que se celebró desde el viernes.
Castro ofrecerá su “orientación y su alerta ante cualquier error o deficiencia, presto a enfrentar al imperialismo como el primero con su fusil”, añadió.
El relevo se da en medio de una profunda crisis económica por la pandemia del coronavirus y el reforzamiento del embargo que mantiene Estados Unidos contra la isla desde hace 60 años.
Hasta ahora, la mayoría de los 11,2 millones de habitantes solo ha conocido a Fidel y Raúl Castro al frente del poder.
“Yo desde que nací conozco un solo partido y hasta ahora se vive con él, y nadie se muere de hambre”, dice Miguel Gainza, un artesano de 58 años, que trabaja en La Habana Vieja y apoya este sistema político.
Cuba es uno de los cinco países en el mundo que mantiene como único al Partido Comunista, junto con China, Vietnam, Laos y Corea del Norte.
Un total de 300 delegados provenientes de toda la isla se dieron cita en La Habana en una zona con los accesos cerrados por la policía.
Mientras entre los cubanos hay cansancio por la escasez y las largas filas para abastecerse, en este país se importa el 80 % de lo que se consume.
Los delegados votaron el domingo para elegir al Comité Central, integrado por 114 miembros, que designó al buró político, cúpula del poder en Cuba. Este selecto grupo quedó integrado por tres mujeres y 11 hombres, con una edad promedio de 61,6 años.
La salida de Castro está acompañada de la jubilación de otros militantes que lograron el triunfo de la revolución en 1959 como el segundo secretario, José Ramón Machado Ventura, de 90 años, y Ramiro Valdés, de 88 años.
Frustrados por falta de oportunidades, los jóvenes, que muchas veces buscan salir del país, expresan cada vez más su frustración en redes sociales, tras la llegada en 2018 del internet móvil.
El Gobierno, acosado en los últimos cuatro años por el endurecimiento de sanciones desde Washington, continúa teniendo entre sus prioridades el combate ideológico.
“Es bueno advertir al lumpen mercenario que lucra con el destino de todos, a los que piden invasión ya, a los que continuamente ofenden de palabra y de hecho a quienes no descansan, que la paciencia de este pueblo tiene límites”, dijo Díaz-Canel, en su mensaje ante el congreso a puerta cerrada, cuyos fragmentos fueron transmitidos en diferido por medios estatales.
En la inauguración del congreso el viernes, Raúl Castro pidió cuidar con “celo” la unidad del Partido Comunista y “jamás aceptar la división” bajo “falsos pretextos de mayor democracia”.
El partido único en Cuba “estará siempre en el foco de las campañas del enemigo”, dijo.