La entidad canadiense Bank of Nova Scotia, que opera como Scotiabank, llevará a cabo una reducción de personal que supondrá la salida del 3 % de su plantilla de más de 88.000 empleados a nivel mundial, lo que supone el recorte de más de 2.600 puestos de trabajo, según informó el banco, que asumirá un impacto adverso de unos 590 millones de dólares canadienses por esta y otras medidas, con un impacto de 10 puntos básicos en su ratio de capital CET1.
El ajuste de plantilla responde al proceso de digitalización y automatización, así como a los cambios en los hábitos de los clientes y a los esfuerzos de la entidad para optimizar sus operaciones y generar capacidad para invertir en oportunidades de crecimiento clave.
La medida supondrá para el banco un impacto negativo de unos 247 millones de dólares canadienses por costos de reestructuración y provisiones por despido.
Además del recorte de personal, el banco canadiense anunció que asumirá un impacto adverso de 63 millones de dólares canadienses por la consolidación de inmuebles y otros costos contractuales relacionados con dicho proceso de consolidación y el abandono de ciertos inmuebles y contratos de servicios.
A este respecto, la entidad confía en que los ahorros de valores vinculados a estas decisiones se materialicen a lo largo del año fiscal 2024, lo que se traducirá en beneficios en el ejercicio fiscal 2025.
Por otro lado, Scotiabank contabilizará en el cuarto trimestre un deterioro de valor por importe de 280 millones de dólares canadienses en relación con su inversión en la china Bank of Xi’an, cuyo valor de mercado se ha mantenido por debajo del valor en libros del banco durante un período prolongado, así como por el deterioro de activos intangibles, incluido el software.
Banco Central de Brasil atisba un escenario externo
Este miércoles también se informó que el Banco Central de Brasil vislumbra que el escenario externo será “más complejo” en los próximos meses, con la irrupción de un nuevo conflicto bélico en el mundo, lo que podría tener un efecto en la evolución de los datos macroeconómicos, aunque mantiene su idea de seguir aplicando recortes de 50 puntos básicos en la tasa de política monetaria.
Así lo adelantó el director de política monetaria del Banco Central, Gabriel Galípolo, quien aseguró que es “temprano” para ver qué efectos tendrá la guerra entre Israel y Hamás en variables económicas como el tipo de cambio o el precio del petróleo.
No obstante, para el director podría ser acertado mantener el ritmo de recortes, ya que permite simultáneamente ajustar el nivel de contracción de la política monetaria y ganar tiempo para observar el comportamiento de la economía en función de estos recortes.
“Vamos a tener que esperar para ver cuáles van a ser las reacciones económicas y poder ajustar nuestra política en función de los datos que llegan. Hacer una previsión de los próximos movimientos es un deporte de alto riesgo”, afirmó.
Pese a los últimos acontecimientos, Galípolo señaló que la inflación converge por una senda “benigna” y está mostrando resiliencia frente a los impactos externos, al mismo tiempo que ciertos desafíos internos como el incremento del consumo no están ejerciendo presión sobre su evolución.
En este escenario, el cambio del dólar y el precio del petróleo, que ya eran elementos que preocupaban al mercado, han pasado a ganar más atención como dos variables que pueden tener un efecto “adverso” en la inflación.
Según apuntó el miembro del banco central, el precio del dólar es un factor a tener en cuenta para una economía emergente como Brasil, siendo muy relevante cómo fluctúan los tipos de interés en la nación norteamericana.
“Nuestra política monetaria o los rayos de libertad que tenemos están bastante restringidos o delimitados en función de la política monetaria norteamericana”, subrayó Galípolo.
*Con información de Europa Press.