El popular magnate ruso Roman Abramovich fue objeto de una dura sanción de parte de Reino Unido, que decidió congelar sus activos, lo que representa que no podrá realizar transacciones comerciales o financieras con personas o entidades británicas.

Para expertos, uno de los impactos que más sentirá el ruso será en su equipo de fútbol, el Chelsea, con el cual no podrá realizar fichajes; sin embargo, el Gobierno británico aclaró que de momento el equipo cuenta con un permiso especial para continuar disputando la Premier League.

Además de Abaramovich, el gobierno de Boris Jhonson aplicó las medidas contra seis oligarcas rusos como Oleg Deripaska, propietario del grupo de intereses energéticos y minería EN+; Igor Sechin, exmiembro del KGB y hombre de confianza de Vladimir Putin; Andrei Korstin, presidente del banco VTB; Alexei Miller, director ejecutivo de la empresa pública Gazprom; Nikolai Tokarev, presidente de la compañía pública de oleoductos Transneft; y Dimitri Lebedev, presidente del consejo de administración del Banco Rossiya.

Las medidas contra los magantes rusos se toman en medio de las fracasadas conversaciones que se han realizado entre Rusia y Ucrania. El último de los acercamientos se dio el pasado lunes en Bielorrusia, en donde se buscaba darle una salida al conflicto bélico entre las dos naciones, pero no se obtuvo un resultado positivo.

“La tercera ronda de conversaciones ha terminado. Hay pequeños avances positivos en la mejora de la logística de los corredores humanitarios”, informó en su momento el jefe de la Oficina de Presidencia de Ucrania, Mijailo Podoliak.

Por su parte, el delegado de Putin, Vladimir Medinski, dijo que “discutimos durante mucho tiempo el problema de los corredores humanitarios que acordamos en la última reunión, que no funcionó en absoluto debido a que las Fuerzas Armadas ucranianas en el terreno no cumplieron con las órdenes de su comando y administración”.

En medio de la guerra, una de las acciones de más impacto por las autoridades fue el bombardeo que ejecutaron contra un hospital infantil en Ucrania, que dejó tres muertos y 17 heridos. “Las tropas rusas destruyen deliberadamente y despiadadamente la población civil de Mariúpol”, indicaron las autoridades locales de Ucrania.

Por su parte, el parlamentario de Ucrania, Roman Hryshchuk dijo que “los rusos están bombardeando hospitales, casas, iglesias. ¡Solo envíennos aviones para detener esta locura!”.

Es de anotar que el ataque contra el hospital infantil se presentó durante la jornada en la que entraron en vigor los seis corredores humanitarios pactados por las delegaciones de Moscú y Kiev.

Con esta medida se buscaba la evacuación de algunas ciudades ucranianas, en medio de una coyuntura que ha obligado a salir del país a gran parte de la población, pues se habla del 4 % en tan solo 14 días de invasión.

Por su parte, desde el Vaticano se calificó de inaceptable la acción militar rusa contra el hospital infantil. El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, condenó el bombardeo contra el puesto de salud y abogó de nuevo para que se frene la guerra entre las dos naciones, que ha dejado miles de afectados.

Por su parte, Estados Unidos denunció el uso “bárbaro” de la fuerza contra civiles después de que un hospital pediátrico fuera alcanzado por un bombardeo ruso en la ciudad de Mariúpol, en el sur de Ucrania.

“Es atroz ver el uso bárbaro de la fuerza militar contra civiles inocentes en un país soberano”, afirmó la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en rueda de prensa.

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